CIUDAD DEL VATICANO, 28 JUL 2004 (VIS).-El Salmo 15, "El Señor es mi heredad", fue el tema de la catequesis del Papa durante la audiencia general celebrada este miércoles en el Aula Pablo VI. Al igual que la semana pasada, Juan Pablo II vino y volvió a Castelgandolfo en automóvil.
El Santo Padre afirmó que este salmo es "un cántico místico" que presenta a Dios "como el único bien y sitúa al orante dentro de la comunidad de todos los que son fieles al Señor".
Este salmo, continuó, desarrolla dos temas, el primero el de la herencia, "que se usaba para describir el don de la tierra prometida al pueblo de Israel. (...) La casa de Leví fue la única tribu que no recibió una porción de tierra, porque el mismo Señor era su heredad".
Juan Pablo II señaló que el segundo tema es el de "la comunión perfecta y perdurable con el Señor. El salmista expresa su firme esperanza de ser preservado de la muerte para permanecer en intimidad con Dios".
El salmista pide al Señor que le indique "la senda de la vida. Es el camino que conduce a la 'saciedad de gozo en tu presencia' divina, a la 'dulzura sin fin a la derecha' del Señor. Estas palabras se adaptan perfectamente a una interpretación que se abre a la esperanza de una vida sin fin para gozar eternamente de la intimidad con Dios".
El Santo Padre concluyó poniendo de relieve que este salmo "ha sido asumido por el Nuevo Testamento en la perspectiva de la resurrección de Cristo", como se intuye tanto en el discurso de San Pedro de Pentecostés, como en el de San Pablo en la sinagoga de Antioquia de Pisidia.
AG/SALMO 15/... VIS 20040728 (290)
El Santo Padre afirmó que este salmo es "un cántico místico" que presenta a Dios "como el único bien y sitúa al orante dentro de la comunidad de todos los que son fieles al Señor".
Este salmo, continuó, desarrolla dos temas, el primero el de la herencia, "que se usaba para describir el don de la tierra prometida al pueblo de Israel. (...) La casa de Leví fue la única tribu que no recibió una porción de tierra, porque el mismo Señor era su heredad".
Juan Pablo II señaló que el segundo tema es el de "la comunión perfecta y perdurable con el Señor. El salmista expresa su firme esperanza de ser preservado de la muerte para permanecer en intimidad con Dios".
El salmista pide al Señor que le indique "la senda de la vida. Es el camino que conduce a la 'saciedad de gozo en tu presencia' divina, a la 'dulzura sin fin a la derecha' del Señor. Estas palabras se adaptan perfectamente a una interpretación que se abre a la esperanza de una vida sin fin para gozar eternamente de la intimidad con Dios".
El Santo Padre concluyó poniendo de relieve que este salmo "ha sido asumido por el Nuevo Testamento en la perspectiva de la resurrección de Cristo", como se intuye tanto en el discurso de San Pedro de Pentecostés, como en el de San Pablo en la sinagoga de Antioquia de Pisidia.
AG/SALMO 15/... VIS 20040728 (290)
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