CIUDAD DEL VATICANO, 16 JUN 2004 (VIS).-En la audiencia general de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa habló sobre el Salmo 45 "Dios, refugio y fuerza de su pueblo".
Este Salmo, dijo el Santo Padre, "celebra la ciudad santa de Jerusalén, 'la ciudad de Dios, la morada santa del Altísimo', pero sobre todo expresa una confianza total en Dios que 'es nuestro refugio y fuerza, socorro fácil de encontrar en las angustias'. El salmo evoca los acontecimientos más tremendos, para afirmar con mayor fuerza la intervención victoriosa de Dios, que nos da plena seguridad".
"La primera parte del himno -afirmó-, se centra en el símbolo del agua con un doble significado que contrasta. Por un lado, las aguas tempestuosas, que en el lenguaje bíblico son símbolo de las devastaciones, del caos y del mal. (...) Por otro, las aguas que apagan la sed (...) son un signo de la vida que prospera en la ciudad santa, de su fecundidad espiritual y de su fuerza regeneradora. Por eso, a pesar de las vicisitudes de la historia que hacen agitarse a las naciones y temblar a los reinos, el fiel encuentra en Sión la paz y la serenidad que derivan de la comunión con Dios".
Juan Pablo II señaló que la segunda parte del Salmo se refiere "a un mundo transfigurado. El Señor mismo interviene con gran fuerza desde su trono en Sión contra las guerras y establece la paz que todos anhelan". Asimismo, el profeta Isaías "cantó el final de la carrera a los armamentos y la transformación de los instrumentos bélicos de muerte en medios para el desarrollo de los pueblos: 'Forjarán de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas. No levantará la espada nación contra nación, ni se ejercitarán más en la guerra'".
"La tradición cristiana -terminó- ha aplicado este Salmo a Cristo 'nuestra paz' y nuestro liberador del mal por medio de su muerte y resurrección".
En sus saludos a los 10.000 participantes en la audiencia el Santo Padre recordó que el viernes celebraremos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. "Esta fiesta -dijo- evoca el misterio del Amor de Dios por los seres humanos de todos los tiempos". Dirigiéndose a los jóvenes, les invitó a prepararse "en la escuela del Corazón de Cristo, a afrontar con confianza los compromisos de la vida".
AG/SALMO 45/... VIS 20040616 (400)
Este Salmo, dijo el Santo Padre, "celebra la ciudad santa de Jerusalén, 'la ciudad de Dios, la morada santa del Altísimo', pero sobre todo expresa una confianza total en Dios que 'es nuestro refugio y fuerza, socorro fácil de encontrar en las angustias'. El salmo evoca los acontecimientos más tremendos, para afirmar con mayor fuerza la intervención victoriosa de Dios, que nos da plena seguridad".
"La primera parte del himno -afirmó-, se centra en el símbolo del agua con un doble significado que contrasta. Por un lado, las aguas tempestuosas, que en el lenguaje bíblico son símbolo de las devastaciones, del caos y del mal. (...) Por otro, las aguas que apagan la sed (...) son un signo de la vida que prospera en la ciudad santa, de su fecundidad espiritual y de su fuerza regeneradora. Por eso, a pesar de las vicisitudes de la historia que hacen agitarse a las naciones y temblar a los reinos, el fiel encuentra en Sión la paz y la serenidad que derivan de la comunión con Dios".
Juan Pablo II señaló que la segunda parte del Salmo se refiere "a un mundo transfigurado. El Señor mismo interviene con gran fuerza desde su trono en Sión contra las guerras y establece la paz que todos anhelan". Asimismo, el profeta Isaías "cantó el final de la carrera a los armamentos y la transformación de los instrumentos bélicos de muerte en medios para el desarrollo de los pueblos: 'Forjarán de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas. No levantará la espada nación contra nación, ni se ejercitarán más en la guerra'".
"La tradición cristiana -terminó- ha aplicado este Salmo a Cristo 'nuestra paz' y nuestro liberador del mal por medio de su muerte y resurrección".
En sus saludos a los 10.000 participantes en la audiencia el Santo Padre recordó que el viernes celebraremos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. "Esta fiesta -dijo- evoca el misterio del Amor de Dios por los seres humanos de todos los tiempos". Dirigiéndose a los jóvenes, les invitó a prepararse "en la escuela del Corazón de Cristo, a afrontar con confianza los compromisos de la vida".
AG/SALMO 45/... VIS 20040616 (400)
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