CIUDAD DEL VATICANO, 27 MAY 2004 (VIS).-Juan Pablo II recibió esta mañana las cartas credenciales de siete nuevos embajadores ante la Santa Sede: Edgard Stephanus Ragoenath Amanh, de Suriname; Sarala Manourie Fernando, de Sri Lanka; Mohamed Salia Sokona, de Mali; Yahya Alí Mohamed Al-Abiad, de Yemen; Anderson Kaseba Chibwa, de Zambia; Kingsley Sunny Ebenyi, de Nigeria y Afif Hendaoui, de Túnez.
El Papa se dirigió a todos los embajadores y posteriormente entregó a cada uno de ellos un discurso en el que aborda cuestiones específicas de su país.
El Santo Padre lamentó que continuamente lleguen "noticias inquietantes de todos los continentes sobre la situación de los derechos humanos, mostrando a hombres, mujeres, niños torturados y profundamente despreciados en su dignidad, contrariamente a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. De este modo, toda la humanidad es herida y despreciada. Como todo ser humano es nuestro hermano, no podemos callar ante estos abusos que son intolerables. Todos los hombres de buena voluntad (…) deben hacer lo posible para que se respete a todo ser humano".
"Hay que educar las conciencias para que cesen de una vez las violencias insoportables que pesan sobre nuestros hermanos y que todos los hombres se movilicen para que se respeten los derechos fundamentales de toda persona. No podemos vivir en paz y nuestro corazón no podrá permanecer en paz si los hombres no son tratados dignamente. Tenemos el deber de ser solidarios".
Juan Pablo II subrayó que "habrá paz si nos movilizamos todos, en particular vosotros, que sois diplomáticos, para que cada ser del planeta sea respetado. Sólo la paz permite esperar en el futuro. Por eso, vuestra misión es estar al servicio de las relaciones fraternas entre las personas y entre los pueblos".
En el discurso personal al embajador de Suriname, el Papa escribe que en su país, "con sus tradiciones culturales y religiosas especialmente ricas y variadas, la importancia de que se reconozca la dignidad humana innata de cada individuo es patente".
Al representante de Sri Lanka, el Santo Padre subraya que la Iglesia católica "deplora firmemente toda violencia perpetrada en nombre de la religión y rechaza toda forma de proselitismo, entendido como un intento de violar la libertad de conciencia de otra persona por medio de la coacción moral o financiera".
El Papa escribe al embajador de Mali que desea "sensibilizar de nuevo a los países interesados y a toda la comunidad internacional ante los graves flagelos del tráfico de los niños y el trabajo forzoso de los menores".
Del deber de garantizar los derechos humanos, como "la libertad de práctica religiosa auténtica; el derecho a construir y mantener lugares de culto, incluyendo los de las religiones minoritarias; la participación activa de todos los ciudadanos en la vida democrática civil; y el acceso a la educación", habla Juan Pablo II en su discurso al diplomático de Yemen.
Dirigiéndose al representante de Túnez, Juan Pablo II escribe que "nadie duda que las diferentes religiones, en particular el Cristianismo y el Islam, tienen mucho que hacer todavía, en el lugar que les corresponde, para establecer entre ellos una verdadero diálogo, respetuoso y fecundo, para denunciar toda manipulación de la religión al servicio de la violencia".
AC/CREDENCIALES/… VIS 20040527 (540)
El Papa se dirigió a todos los embajadores y posteriormente entregó a cada uno de ellos un discurso en el que aborda cuestiones específicas de su país.
El Santo Padre lamentó que continuamente lleguen "noticias inquietantes de todos los continentes sobre la situación de los derechos humanos, mostrando a hombres, mujeres, niños torturados y profundamente despreciados en su dignidad, contrariamente a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. De este modo, toda la humanidad es herida y despreciada. Como todo ser humano es nuestro hermano, no podemos callar ante estos abusos que son intolerables. Todos los hombres de buena voluntad (…) deben hacer lo posible para que se respete a todo ser humano".
"Hay que educar las conciencias para que cesen de una vez las violencias insoportables que pesan sobre nuestros hermanos y que todos los hombres se movilicen para que se respeten los derechos fundamentales de toda persona. No podemos vivir en paz y nuestro corazón no podrá permanecer en paz si los hombres no son tratados dignamente. Tenemos el deber de ser solidarios".
Juan Pablo II subrayó que "habrá paz si nos movilizamos todos, en particular vosotros, que sois diplomáticos, para que cada ser del planeta sea respetado. Sólo la paz permite esperar en el futuro. Por eso, vuestra misión es estar al servicio de las relaciones fraternas entre las personas y entre los pueblos".
En el discurso personal al embajador de Suriname, el Papa escribe que en su país, "con sus tradiciones culturales y religiosas especialmente ricas y variadas, la importancia de que se reconozca la dignidad humana innata de cada individuo es patente".
Al representante de Sri Lanka, el Santo Padre subraya que la Iglesia católica "deplora firmemente toda violencia perpetrada en nombre de la religión y rechaza toda forma de proselitismo, entendido como un intento de violar la libertad de conciencia de otra persona por medio de la coacción moral o financiera".
El Papa escribe al embajador de Mali que desea "sensibilizar de nuevo a los países interesados y a toda la comunidad internacional ante los graves flagelos del tráfico de los niños y el trabajo forzoso de los menores".
Del deber de garantizar los derechos humanos, como "la libertad de práctica religiosa auténtica; el derecho a construir y mantener lugares de culto, incluyendo los de las religiones minoritarias; la participación activa de todos los ciudadanos en la vida democrática civil; y el acceso a la educación", habla Juan Pablo II en su discurso al diplomático de Yemen.
Dirigiéndose al representante de Túnez, Juan Pablo II escribe que "nadie duda que las diferentes religiones, en particular el Cristianismo y el Islam, tienen mucho que hacer todavía, en el lugar que les corresponde, para establecer entre ellos una verdadero diálogo, respetuoso y fecundo, para denunciar toda manipulación de la religión al servicio de la violencia".
AC/CREDENCIALES/… VIS 20040527 (540)
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