CIUDAD DEL VATICANO, 4 MAR 2003 (VIS) - Tras un encuentro preliminar celebrado el 5 de junio de 2002 en Jerusalén, las delegaciones de la Comisión de la Santa Sede para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo y del Gran Rabinato de Israel, se han reunido en Grottaferrata, localidad próxima a Roma, del 23 al 27 de febrero. De la reunión informa un comunicado conjunto de ambas delegaciones publicado ayer por la tarde.
El comunicado, fechado el 26 de febrero, lo firman el rabino Shaar Yishav Cohen, jefe de la Delegación Judía, y el cardenal Jorge Mejía, jefe de la Delegación Católica. Entre los firmantes están también los rabinos Ratzon Arrusi y David Brodman, Oder Wiener y Shmuel Hadas por la Delegación Judía y el obispo Giacinto-Boulos Marcuzzo, padre George Cottier O.P., don Elias Shacour, monseñor Pier Francesco Fumagalli, don Norbert Hofmann, S.D.B., y el arzobispo Pietro Sambi, nuncio apostólico en Israel, por la Delegación Católica.
"Estamos dialogando como personas de fe que tienen unas raíces espirituales y un patrimonio en común. El diálogo es un valor en sí mismo y excluye cualquier intento de conversión", afirma el comunicado."Tenemos en cuenta nuestras diferentes tradiciones y nos respetamos unos a otros en nuestra diversidad".
Siguen extractos sobre los temas de la santidad de la vida humana y los valores de la familia expuestos en el documento:
"La Santidad de la Vida Humana. La vida humana en nuestro mundo tiene un valor único y elevado. Cualquier intento para destruirla debe ser rechazado. Habría que esforzarse además por promoverá juntos los derechos humanos, la solidaridad entre todos los seres humanos, el respeto por la libertad de conciencia".
"Nuestra motivación religiosa común para esta afirmación central se funda sobre la declaración bíblica de que el ser humano está creado a imagen y semejanza de Dios vivo. Dios es el Santo y el creador de la vida humana y el ser humano está bendecido y llamado a corresponder a la santidad de Dios. Por lo tanto toda vida humana es santa, sacrosanta e inviolable".
"La defensa de la vida humana es una consecuencia ética evidente de esta convicción. Todos los creyentes, y en particular las autoridades religiosas, tendrían que colaborar en la protección de la vida humana. Todo atentado a la vida de un ser humano es contrario a la voluntad de Dios, es una profanación del Nombre de Dios, contrasta directamente con la enseñanza de los profetas. Suprimir cualquier vida humana, comprendida la propia, aunque si es en nombre de Dios, es un acto sacrílego".
"Como ha subrayado repetidamente Juan Pablo II en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del 2002, ningún líder religioso puede justificar el terrorismo en ninguna parte del mundo. Declararse terrorista en nombre de Dios, usar la violencia sobre los otros en su nombre, es una profanación de la religión. La violencia terrorista, en cualquier parte del mundo, contradice la fe en Dios, creador del ser humano, que lo cuida y lo ama".
"No debemos admitir asesinato alguno en nombre de Dios que ordena: 'No matar s', evitando el abuso fan tico o violento de la religión, como han afirmado los líderes religiosos judíos, cristianos y musulmanes en la Declaración común de Alejandría (enero 2002)".
"Todos los responsables de la educación deben intensificar sus esfuerzos para elaborar programas que eduquen a los jóvenes en el respeto del valor altísimo de la vida humana. Contra la tendencia actual de violencia y muerte en nuestras sociedades, tenemos que intensificar nuestra colaboración con los creyentes de todas las religiones y con todas las personas de buena voluntad para promoverá una 'cultura de la vida'".
"Valores Familiares. La institución de la familia procede de la voluntad del Todopoderoso que ha creado al ser humano a imagen de Dios, 'macho y hembra los creó'. El matrimonio en la perspectiva religiosa tiene un gran valor porque Dios ha bendecido esta unión y la ha santificado".
"La familia y el hogar ofrecen un ambiente de afecto y protección que nutre a los hijos y les asegura la educación apropiada, fieles a la propia tradición y a las propias creencias. La unidad familiar es el fundamento de toda la sociedad".
"La revolución tecnológica y los medios de comunicación han aportado, sin duda, cambios positivos en la sociedad. Pero al mismo tiempo, desgraciadamente, con frecuencia han repercutido negativamente en el comportamiento de la sociedad. Tanto los adultos como los jóvenes están expuestos a aspectos distorsionados y pervertidos de la vida, como la violencia y la pornografía. Como líderes religiosos tenemos que hacer frente al desafío de esos comportamientos destructivos".
"M s que nunca, tenemos el deber de educar, en las casas y en las escuelas, a los valores familiares, sobre la base de nuestras ricas tradiciones religiosas. Los padres deben dedicar mucho más tiempo a demostrar su amor a sus hijos y a orientarlos hacia actitudes positivas. Entre otros valores familiares importantes hay que subrayar el altruismo, el respeto por la vida y la responsabilidad mutua entre padres e hijos".
...;DIALOGO JUDIOS-CATOLICOS;...;MEJIA;VIS;20030304;840;
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