CIUDAD DEL VATICANO, 7 ABR 2002 (VIS) - Antes de rezar el Regina Coeli hoy, segundo domingo de Pascua y domingo de la Misericordia Divina, Juan Pablo II habló de la situación en Oriente Medio, ante las decenas de miles de fieles congregados para la oración del mediodía en la Plaza de San Pedro. La semana pasada el Papa pidió a la Iglesia universal que este domingo fuera una jornada de oración por la paz en Oriente Medio.
"'¡La paz sea con vosotros!' -comenzó el Papa-. Así se dirige Jesús a los Apóstoles en la página evangélica de este domingo que cierra la Octava de Pascua. Es un saludo que encuentra en nuestros ánimos, en estas horas, un eco especialmente profundo ante la preocupante persistencia de los enfrentamientos en Tierra Santa. Por eso he pedido a todos los hijos de la Iglesia que se unan hoy en una imploración concorde y persistente por la paz".
"La paz es un don de Dios. El Creador ha escrito en el corazón de los hombres la ley del respeto de la vida: 'Quien vertiera sangre de hombre, por otro hombre será su sangre vertida, porque a imagen de Dios hizo El al hombre'. Cuando domina sobre todo la lógica despiadada de las armas, solamente Dios puede llevar pensamientos de paz a los corazones. Solo El puede dar las energías necesarias para liberarse del odio y de la sed de venganza y emprender el camino de la negociación con la perspectiva del acuerdo y de la paz".
"¿Cómo olvidar queáisraelíes y palestinos, siguiendo el ejemplo de Abraham, creen en un único Dios? A El, que Jesús nos ha revelado como Padre misericordioso, se eleva hoy la oración al unísono de los cristianos, que repiten con San Francisco de Asís: 'Señor, haz de mí un instrumento de tu paz'".
"Mis pensamientos -prosiguió Juan Pablo II- se dirigen en este momento de forma especial a la comunidad de los franciscanos, de los greco-ortodoxos, de los armenios ortodoxos, que viven horas difíciles en la basílica de la Natividad. Aseguro a todos mi oración constante".
Antes de rezar el Regina Coeli, el Santo Padre se refirió a la celebración del domingo de la Misericordia Divina y a la celebración litúrgica de mañana de la Anunciación del Señor".
ANG;ORIENTE MEDIO; PAZ;...;...;VIS;20020408;400;
"'¡La paz sea con vosotros!' -comenzó el Papa-. Así se dirige Jesús a los Apóstoles en la página evangélica de este domingo que cierra la Octava de Pascua. Es un saludo que encuentra en nuestros ánimos, en estas horas, un eco especialmente profundo ante la preocupante persistencia de los enfrentamientos en Tierra Santa. Por eso he pedido a todos los hijos de la Iglesia que se unan hoy en una imploración concorde y persistente por la paz".
"La paz es un don de Dios. El Creador ha escrito en el corazón de los hombres la ley del respeto de la vida: 'Quien vertiera sangre de hombre, por otro hombre será su sangre vertida, porque a imagen de Dios hizo El al hombre'. Cuando domina sobre todo la lógica despiadada de las armas, solamente Dios puede llevar pensamientos de paz a los corazones. Solo El puede dar las energías necesarias para liberarse del odio y de la sed de venganza y emprender el camino de la negociación con la perspectiva del acuerdo y de la paz".
"¿Cómo olvidar queáisraelíes y palestinos, siguiendo el ejemplo de Abraham, creen en un único Dios? A El, que Jesús nos ha revelado como Padre misericordioso, se eleva hoy la oración al unísono de los cristianos, que repiten con San Francisco de Asís: 'Señor, haz de mí un instrumento de tu paz'".
"Mis pensamientos -prosiguió Juan Pablo II- se dirigen en este momento de forma especial a la comunidad de los franciscanos, de los greco-ortodoxos, de los armenios ortodoxos, que viven horas difíciles en la basílica de la Natividad. Aseguro a todos mi oración constante".
Antes de rezar el Regina Coeli, el Santo Padre se refirió a la celebración del domingo de la Misericordia Divina y a la celebración litúrgica de mañana de la Anunciación del Señor".
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