CIUDAD DEL VATICANO, 5 MAR 2002 (VIS) - El Santo Padre recibió esta mañana al segundo grupo de prelados de la Conferencia Episcopal Argentina, que acaban de realizar su visita "ad limina".
El Papa alentó a los obispos a afrontar "de manera eficaz la nueva evangelización. (...) No dudéis nunca en poner todo vuestro celo y empeño pastorales en los trabajos de la nueva evangelización, con la íntima convicción de que iluminará la acción de los laicos cristianos y podrá ser remedio eficaz y duradero para los duros y graves males que actualmente padecen muchos habitantes de vuestra Nación".
Tras poner de relieve que en la acción pastoral cuentan con la ayuda de los sacerdotes, subrayó que estos antes que nada deben recordar que son "hombres de Dios y, por eso, nunca pueden descuidar su vida espiritual. (...) Entre las múltiples actividades que llenan la jornada de cada sacerdote, la primacía corresponde a la celebración de la Eucaristía, que lo conforma al Sumo y Eterno Sacerdote. En la presencia de Dios encuentra la fuerza para vivir las exigencias del ministerio y la docilidad para cumplir la voluntad de Quien lo llamó y consagró, enviándolo para encomendarle una misión particular y necesaria".
Juan Pablo II se refirió a continuación a la importancia de la Santa Misa "para la edificación, crecimiento y la revitalización de las comunidades cristianas. Nada -resaltó- podrá suplirla jamás, pues aunque la Celebración de la Palabra, cuando falta el presbítero, es conveniente para mantener viva la fe, la meta a la que se debe tender es la regular celebración eucarística. (...) Se debe incrementar, pues, una acción pastoral que favorezca una participación más asidua de los fieles en la Eucaristía dominical, la cual ha de ser vivida no sólo como un precepto sino como una exigencia inscrita profundamente en la existencia cristiana".
"Otro campo de la acción pastoral que requiere especial atención -continuó- es el de la promoción y defensa de la institución familiar, hoy tan atacada desde diversos frentes con múltiples y sutiles argumentos". Y aseguró que conocía el empeño que ponían "en defender y promoverá esta institución, que tiene su origen en Dios y en su plan de salvación. La extensión de la crisis del matrimonio y de la familia no ha de llevar al abatimiento o a la dejadez, al contrario, nos ha de impulsar a proclamar, con firmeza pastoral, como un auténtico servicio a la familia y a la sociedad, la verdad sobre el matrimonio y la familia establecida por Dios. Dejar de hacerlo sería una grave omisión pastoral que induciría a los creyentes al error, así como también a quienes tienen la grave responsabilidad de tomar las decisiones sobre el bien común de la Nación".
El Papa pidió a los obispos que acompañasen a las familias y animasen la pastoral familiar en las diócesis. Asimismo exhortó a que despertaran "su celo apostólico para que hagan propia la tarea de la nueva evangelización, abran sus puertas a quienes viven en situaciones difíciles, y den testimonio de la gran dignidad de un amor desinteresado e incondicional. No hay que olvidar, además -añadió-, que para la defensa y promoción de la institución familiar es importante la adecuada preparación de quienes se disponen a contraer el sacramento del matrimonio".
AL;...;...;ARGENTINA;VIS;20020305;550;
El Papa alentó a los obispos a afrontar "de manera eficaz la nueva evangelización. (...) No dudéis nunca en poner todo vuestro celo y empeño pastorales en los trabajos de la nueva evangelización, con la íntima convicción de que iluminará la acción de los laicos cristianos y podrá ser remedio eficaz y duradero para los duros y graves males que actualmente padecen muchos habitantes de vuestra Nación".
Tras poner de relieve que en la acción pastoral cuentan con la ayuda de los sacerdotes, subrayó que estos antes que nada deben recordar que son "hombres de Dios y, por eso, nunca pueden descuidar su vida espiritual. (...) Entre las múltiples actividades que llenan la jornada de cada sacerdote, la primacía corresponde a la celebración de la Eucaristía, que lo conforma al Sumo y Eterno Sacerdote. En la presencia de Dios encuentra la fuerza para vivir las exigencias del ministerio y la docilidad para cumplir la voluntad de Quien lo llamó y consagró, enviándolo para encomendarle una misión particular y necesaria".
Juan Pablo II se refirió a continuación a la importancia de la Santa Misa "para la edificación, crecimiento y la revitalización de las comunidades cristianas. Nada -resaltó- podrá suplirla jamás, pues aunque la Celebración de la Palabra, cuando falta el presbítero, es conveniente para mantener viva la fe, la meta a la que se debe tender es la regular celebración eucarística. (...) Se debe incrementar, pues, una acción pastoral que favorezca una participación más asidua de los fieles en la Eucaristía dominical, la cual ha de ser vivida no sólo como un precepto sino como una exigencia inscrita profundamente en la existencia cristiana".
"Otro campo de la acción pastoral que requiere especial atención -continuó- es el de la promoción y defensa de la institución familiar, hoy tan atacada desde diversos frentes con múltiples y sutiles argumentos". Y aseguró que conocía el empeño que ponían "en defender y promoverá esta institución, que tiene su origen en Dios y en su plan de salvación. La extensión de la crisis del matrimonio y de la familia no ha de llevar al abatimiento o a la dejadez, al contrario, nos ha de impulsar a proclamar, con firmeza pastoral, como un auténtico servicio a la familia y a la sociedad, la verdad sobre el matrimonio y la familia establecida por Dios. Dejar de hacerlo sería una grave omisión pastoral que induciría a los creyentes al error, así como también a quienes tienen la grave responsabilidad de tomar las decisiones sobre el bien común de la Nación".
El Papa pidió a los obispos que acompañasen a las familias y animasen la pastoral familiar en las diócesis. Asimismo exhortó a que despertaran "su celo apostólico para que hagan propia la tarea de la nueva evangelización, abran sus puertas a quienes viven en situaciones difíciles, y den testimonio de la gran dignidad de un amor desinteresado e incondicional. No hay que olvidar, además -añadió-, que para la defensa y promoción de la institución familiar es importante la adecuada preparación de quienes se disponen a contraer el sacramento del matrimonio".
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