CIUDAD DEL VATICANO, 31 DIC 2001 (VIS) - A las 18,00 de hoy, el Santo Padre presidió en la basílica vaticana las primeras vísperas de la solemnidad de Santa María, Madre de Dios y el "Te Deum" de acción de gracias con motivo del fin del año civil.
En su homilía, el Papa invitó con las palabras del antiguo himno "Te Deum laudamus, Te Dominum confitemur", a elevar a Dios "la expresión de nuestro profundo reconocimiento por el bien que a lo largo de los doce meses pasados nos ha concedido".
"'Te Deum laudamus!'. De nuestro corazón agradecido sale esta tarde este canto de alabanza y de acción de gracias. Agradecimiento por los beneficios recibidos, por las metas apostólicas alcanzadas, por el bien realizado. Querría dar las gracias de modo especial -continuó- por las trescientas parroquias de nuestra ciudad que he podido visitar. Pido a Dios la fuerza para proseguir, hasta cuando El quiera, en el servicio fiel a la Iglesia de Roma y al mundo entero".
"Al final de un año -concluyó-, es sin embargo un deber tomar conciencia también de las propias fragilidades y de los momentos en los que no hemos sido plenamente fieles al amor de Dios. Por nuestras faltas y omisiones pedimos perdón al Señor".
HML;VISPERAS; TE DEUM;...;...;VIS;20020102;220;
En su homilía, el Papa invitó con las palabras del antiguo himno "Te Deum laudamus, Te Dominum confitemur", a elevar a Dios "la expresión de nuestro profundo reconocimiento por el bien que a lo largo de los doce meses pasados nos ha concedido".
"'Te Deum laudamus!'. De nuestro corazón agradecido sale esta tarde este canto de alabanza y de acción de gracias. Agradecimiento por los beneficios recibidos, por las metas apostólicas alcanzadas, por el bien realizado. Querría dar las gracias de modo especial -continuó- por las trescientas parroquias de nuestra ciudad que he podido visitar. Pido a Dios la fuerza para proseguir, hasta cuando El quiera, en el servicio fiel a la Iglesia de Roma y al mundo entero".
"Al final de un año -concluyó-, es sin embargo un deber tomar conciencia también de las propias fragilidades y de los momentos en los que no hemos sido plenamente fieles al amor de Dios. Por nuestras faltas y omisiones pedimos perdón al Señor".
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