CIUDAD DEL VATICANO, 7 JUN 2009 (VIS).-En la meditación que precede al rezo del Ángelus el Santo Padre habló de las tres solemnidades que se celebran después de Pentecostés: la Santísima Trinidad este domingo, el Corpus Christi el próximo jueves y el Sagrado Corazón de Jesús el viernes sucesivo.
Cada una de ellas, dijo el Papa a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, evidencia "una perspectiva desde la cual se abraza todo el misterio de la fe cristiana: la realidad de Dios Uno y Trino, el sacramento de la Eucaristía y el centro divino-humano de la persona de Cristo". Todas son "aspectos del único misterio de la salvación" y resumen "el itinerario completo de la revelación de Jesús, desde la encarnación a la muerte y resurrección, hasta la ascensión y el don del Espíritu Santo".
Hoy, prosiguió Benedicto XVI, contemplamos la Santísima Trinidad "tal como Jesús quiso que la conociésemos. Él nos reveló que Dios es amor "no en la unidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia: es Creador y Padre misericordioso; es Hijo Unigénito, eterna Sabiduría encarnada, muerto y resucitado por nosotros; es finalmente Espíritu Santo que todo mueve, cosmos e historia, hacia la plena y final recapitulación".
"Tres personas que son un solo Dios -explicó el Papa- porque el Padre es amor, el Hijo es amor, el Espíritu es amor. Dios es todo y solo amor (...) infinito y eterno. No vive en una espléndida soledad, sino que es fuente inagotable de vida que incesantemente se entrega y se comunica. Lo podemos intuir de alguna forma observando sea el macro- universo: nuestra tierra, los planetas, estrellas y galaxias, sea el micro-universo: las células, átomos y partículas elementares. En todo lo que existe está de alguna forma grabado el "nombre" de la Santísima Trinidad porque todo el ser, hasta las últimas partículas, es ser en relación, y así deja translucir al Dios-relación, en última instancia al Amor creador. Todo procede del amor, tiende al amor y se mueve empujado por el amor, naturalmente con grados diversos de conciencia y libertad".
"La prueba por excelencia de que estamos hechos a imagen de la Trinidad es esta: solo el amor nos hace felices porque vivimos en relación, vivimos para amar y ser amados. Usando una analogía sugerida por la biología, podríamos decir que el ser humano lleva en su genoma la huella profunda de la Trinidad, del Dios amor", concluyó el pontífice.
ANG/SANTISIMA TRINIDAD/... VIS 20090608 (420)
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