CIUDAD DEL VATICANO, 5 ABR 2003 (VIS) - Juan Pablo II recibió hoy a los obispos de la Conferencia Episcopal de Escandinavia, que acaban de concluir su visita "ad limina.
"Con vuestro testimonio personal del misterio viviente de Dios -dijo el Papa en el discurso que les dirigió en inglés- dais a conocer el infinito amor de quien se ha revelado a sí mismo y su plan para la humanidad a través de Jesús. De esta forma se da testimonio del extraordinario 'sí' de Dios a la humanidad".
"Es este el mensaje que hay que hacer escuchar, claramente y sin ambigedad. En un mundo cargado de escepticismo y confusión, podría parecer a algunos que la luz de Cristo se ha ofuscado. Además, las sociedades y las culturas modernas están a menudo marcadas por el secularismo que fácilmente llevan a perder el sentido de Dios y sin Dios se pierde también el sentido profundo del ser humano".
"Un aspecto central de la 'nueva evangelización' -prosiguió- (...) es la evangelización de la cultura (...) El reto al que tenéis que hacer frente es que la voz del cristianismo se oiga en todos los ámbitos y que los valores del Evangelio llenen vuestras sociedades y culturas". Después, el Papa recordó la reciente carta pastoral de los obispos sobre el matrimonio y la familia en la que alentaban a las "parejas casadas a defender y desarrollar el valor de la indisolubilidad del matrimonio. (...) Animar a los fieles a promoverá la dignidad del matrimonio (...) es nada menos que ayudarles a compartir el amor de Dios, que es perfecto, completo y siempre dador de vida".
Juan Pablo II habló a continuación del "profundo sentido de responsabilidad frente a las crisis ecológicas", de la "generosidad en el ámbito de la ayudad humanitaria" y de "la participación en misiones de paz" por las que son conocidas las gentes de Escandinavia. "El verdadero humanismo, sin embargo -subrayó- incluye siempre a Dios. De no ser así, incluso no intencionalmente, niega a los seres humanos el lugar que les corresponde en la creación y no reconoce plenamente la dignidad plena del ser humano. Por eso, debéis ayudar a vuestras culturas respectivas a basar en su rico patrimonio cristiano la comprensión de la persona humana. En Cristo todas las personas son hermanos y hermanas y nuestros actos de solidaridad hacia ellos son actos de amor y de fidelidad a Cristo. Esta es la base de la cultura de la vida y de la civilización del amor que queremos construir y es también la perspectiva en la que se sitúan vuestros esfuerzos para acoger al creciente número de emigrantes en los países nórdicos".
"Vuestros programas ecuménicos locales -continuó- son también una fuente de aliento, porque el testimonio de unidad de todos los cristianos ayudar enormemente a la transmisión de los valores evangélicos en la sociedad y a que progrese el reino de Dios en medio de nosotros". El Santo Padre puso de relieve que "el ecumenismo correctamente entendido forma parte del compromiso de todos los cristianos en dar testimonio de su fe. (...) Aunque la plena comunión en la fe no existe todavía, no hay que perder la esperanza" y seguir rezando y trabajando con decisión "por la unidad querida por Cristo para su Iglesia".
Tras subrayar que "el nuevo milenio exige 'un renovado impulso en la vida cristiana'", el Papa señaló que son indispensables "programas de formación para los jóvenes y adultos. Estas iniciativas pastorales, adaptadas a las circunstancias particulares de vuestra gente, producir n grandes frutos de santidad".
"En vuestra misión -terminó- es fundamental la formación continua del clero diocesano y de los religiosos así como de la adecuada preparación de los seminaristas. Además, la promoción de las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa debe ser también una prioridad mientras afrontáis los desafíos de la evangelización en el tercer milenio cristiano".
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