Ciudad
del Vaticano, 6 de junio de 2015 (VIS).-La catedral de Sarajevo,
consagrada al Sagrado Corazón, ha sido esta tarde el lugar del
encuentro del Papa con los sacerdotes, religiosas y religiosos y
seminaristas de Bosnia y Herzegovina. El edificio, dañado durante el
largo asedio de Sarajevo, se restauró sucesivamente y a su entrada hay una estatua de san Juan Pablo
II para conmemorar su visita al templo en 1997.
Francisco,
que fue acogido por el rector de la catedral y recibió el saludo del
cardenal arzobispo de Sarajevo, Vinko Puljic, se detuvo unos momentos
en adoración ante el Santísimo Sacramento y rezó en silencio en la
tumba del Siervo de Dios, Josip Stadler, primer arzobispo de
Sarajevo. Después, un sacerdote,
un fraile franciscano y una religiosa hablaron de los sufrimientos y
persecuciones padecidos durante la guerra en los Balcanes.
El Papa, conmovido por sus palabras,
dejó de lado el discurso que había preparado, -dándolo por leído,
y del que reproducimos a continuación amplios párrafos- y se
dirigió a ellos de manera espontánea: ''Los
testimonios -dijo- hablaban por sí mismos. ¡Y esta es la memoria de
vuestro pueblo! Un pueblo que olvida su memoria no tiene futuro. Esta
es la memoria de vuestros padres y madres en la fe: aquí sólo han
hablado tres personas, pero detrás de ellas hay tantos y tantas que
han sufrido las mismas cosas''.
''Queridas hermanas, queridos
hermanos, no tenéis ningún derecho a olvidar vuestra historia. No
para vengaros, sino para hacer la paz. No para mirar estos
testimonios como una cosa extraña, sino para amar como ellos han
amado. En vuestra sangre, en vuestra vocación, está la vocación,
está la sangre de estos tres mártires. Y está la sangre y está la
vocación de tantas religiosas, tantos sacerdotes, tantos
seminaristas. ...Retomar la memoria para hacer la paz. Algunas
palabras se me han quedado grabadas en el corazón. Una, repetida:
"perdón". Un hombre, una mujer que se consagra al servicio
del Señor y no sabe perdonar, no sirve. Perdonar a un amigo que te
ha dicho una mala palabra... no es tan difícil. Pero perdonar al que
te golpea, a quien te tortura, a quien te pisotea, a quien te amenaza
con un fusil para matarte, eso es difícil. Y ellos lo han hecho, y
predican que se haga''
''Dichosos vosotros que tenéis tan
cerca estos testimonios: por favor, no los olvidéis. Que vuestra
vida crezca con este recuerdo. Y, por último, quisiera deciros que
ésta ha sido una historia de crueldad. También hoy, en esta guerra
mundial vemos tantas, tantas, tantas crueldades. Haced siempre lo
contrario de la crueldad: tened actitudes de ternura, de fraternidad,
de perdón. Y llevad la Cruz de Jesucristo. La Iglesia, la santa
Madre Iglesia, os quiere así: pequeños, pequeños mártires,
delante de estos pequeños mártires, pequeños testigos de la Cruz
de Jesús''.
Este es, en cambio, el discurso que el
Papa Francisco había preparado:
''He
venido a vuestra tierra como peregrino de paz y de diálogo, para
confirmar y animar a los hermanos en la fe, y en particular a
vosotros, llamados a trabajar “a tiempo completo” en la viña del
Señor.
''Él
nos dice: ''Yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos'' . Esta es
la certeza que infunde consuelo y esperanza, especialmente en los
momentos difíciles para el ministerio Pienso en los sufrimientos y
en las pruebas pasadas y presentes de vuestras comunidades
cristianas. Incluso viviendo en esas situaciones, vosotros no os
habéis rendido, habéis resistido, esforzándoos por afrontar las
dificultades personales, sociales y pastorales con incansable
espíritu de servicio. El Señor os lo recompense''.
''Imagino
que la situación numéricamente minoritaria de la Iglesia Católica
en vuestra tierra, así como los fracasos del ministerio, en
ocasiones os hacen sentir como los discípulos de Jesús cuando,
habiendo bregado toda la noche, no habían pescado nada- observó-
Pero es precisamente en estos momentos, si nos fiamos del Señor,
cuando experimentamos el poder de su Palabra, la fuerza de su
Espíritu, que renueva en nosotros la confianza y la esperanza. La
fecundidad de nuestro servicio depende sobre todo de la fe; la fe en
el amor de Cristo, del cual nada podrá separarnos, como afirma el
apóstol Pablo, que de pruebas entendía . Y también la fraternidad
nos sostiene y nos anima; la fraternidad entre sacerdotes, entre
religiosos, entre laicos consagrados, entre seminaristas; la
fraternidad entre todos nosotros, a quienes el Señor ha llamado a
dejarlo todo para seguirlo, nos da alegría y consuelo, y hace más
eficaz nuestro trabajo. Nosotros somos testimonio de fraternidad''.
''Tened
cuidado de vosotros y de todo el rebaño'' . Esta exhortación de san
Pablo –narrada en los Hechos de los Apóstoles– nos recuerda que,
si queremos ayudar los demás a ser santos, debemos cuidar de
nosotros mismos, es decir, de nuestra santificación. Y, de la misma
manera, la dedicación al pueblo fiel de Dios, la inmersión en su
vida y sobre todo la cercanía a los pobres y a los pequeños nos
hace crecer en la configuración con Cristo. El cuidado del propio
camino personal y la caridad pastoral hacía los demás van siempre
juntas y se enriquecen mutuamente. No van nunca por separado''.
''¿Qué
significa para un sacerdote y para una persona consagrada, hoy, aquí
en Bosnia y Herzegovina, servir al rebaño de Dios? Pienso que
significa realizar la pastoral de la esperanza, cuidando las ovejas
que están en el redil, pero también yendo, saliendo en la búsqueda
de cuantos esperan la Buena Noticia y no saben hallar o reencontrar
solos el camino que conduce a Jesús. Encontrar a la gente allí
donde vive, incluso aquella parte del rebaño que está fuera del
redil, lejos, en ocasiones sin conocer aún a Jesucristo. Cuidar la
formación de los católicos en la fe y en la vida cristiana. Animar
los fieles laicos a ser protagonistas de la misión evangelizadora de
la Iglesia. Por tanto, os exhorto a formar comunidades católicas
abiertas y ''en salida'', capaces de acogida y de encuentro, y que
den testimonio con valentía del Evangelio''
''El
sacerdote, el consagrado esta llamado a vivir las inquietudes y las
esperanzas de su gente; a actuar en los contextos concretos de su
tiempo, con frecuencia caracterizado de tensión, discordia,
desconfianza, precariedad y pobreza. Ante las situaciones más
dolorosas, pidamos a Dios un corazón que sepa conmoverse, capacidad
de empatía; no hay mejor testimonio que estar cerca de las
necesidades materiales y espirituales de los demás. Es nuestra tarea
como obispos, sacerdotes y religiosos hacer sentir a las personas la
cercanía de Dios, su mano que conforta y sana; acercase a las
heridas y a las lágrimas de nuestro pueblo; no nos cansemos de abrir
el corazón y de tender la mano a cuantos nos piden ayuda y a
cuantos, quizás por pudor, no la piden, pero tienen gran necesidad.
A este respecto, deseo expresar mi reconocimiento a las religiosas,
por todo lo que hacen con generosidad y sobre todo por su presencia
fiel y solícita''.
''Queridos
sacerdotes, religiosos y religiosas, os animo a proseguir con alegría
vuestro servicio pastoral, cuya fecundidad viene de la fe y la
gracia, pero también del testimonio de una vida humilde y despegada
de los intereses del mundo. No caigáis, por favor, en la tentación
de formar una especie de elite cerrada en sí misma. El generoso y
transparente testimonio sacerdotal y religioso constituyen un ejemplo
y un estímulo para los seminaristas y para cuantos el Señor llama a
servirlo. Estando al lado de los jóvenes, invitándolos a compartir
experiencias de servicio y de oración, los ayudáis a descubrir el
amor de Cristo y a abrirse a la llamada del Señor. Que los fieles
laicos puedan ver en vosotros aquel amor fiel y generoso que Cristo
ha dejado como testamento a sus discípulos''.
''Y
una palabra en particular para vosotros, queridos seminaristas. Ente
los bellos testimonios de consagrados de vuestra tierra, recordamos
al siervo de Dios Petar Barbarić. Él une Herzegovina, donde nace,
con Bosnia, donde emite su profesión, y une también a todo el
clero, tanto diocesano como religioso. Esté joven candidato al
sacerdocio, con su vida virtuosa, sea para todos un gran ejemplo''
''La
Virgen María está siempre con nosotros, como madre presurosa. Ella
es la primera discípula del Señor y ejemplo de vida dedicada a Él
y a los hermanos. Cuando nos encontramos en una dificultad o ante una
situación que nos hace sentir impotentes, nos dirigimos a Ella con
confianza de hijos. Y Ella siempre nos dice –como en las bodas de
Caná– : ''Haced lo que Él os diga'' . Nos enseña a escuchar a
Jesús y a seguir su Palabra, pero con fe. Este es su secreto, que
como madre nos quiere transmitir: la fe, aquella fe genuina, de la
que basta una migaja para mover montañas''.
''Con
este confiado abandono, podemos servir al Señor con alegría y ser
por dondequiera sembradores de esperanza. Os aseguro mi recuerdo en
la oración y bendigo de corazón a todos vosotros y a vuestras
comunidades. Por favor, no se olviden de rezar por mí''.
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