Ciudad
del Vaticano, 6 de junio de 2015 (VIS).-''El encuentro de hoy es
signo de un deseo común de fraternidad y de paz; y da fe de una
amistad que se ha ido construyendo a lo largo del tiempo y que ya
vivís en la convivencia y la colaboración cotidianas. Estar aquí
es ya un ''mensaje'' de ese diálogo que todos buscamos y por el que
estamos trabajando'', ha dicho el Papa Francisco a los participantes
en el Encuentro Ecuménico e Interreligioso que ha tenido lugar en el
Centro internacional estudiantil franciscano de Sarajevo.
Los
líderes de las comunidades musulmanas, ortodoxas, católicas y
judías de Bosnia y Herzegovina han saludado al Santo Padre, que en
el discurso que les ha dirigido ha recordado, como fruto del deseo de
encuentro y reconciliación la institución, en 1997, del Consejo
local para el Diálogo Interreligioso, que reúne a musulmanes,
cristianos y judíos y se ha congratulado por la obra que desarrolla
en la promoción de varias actividades de diálogo, la coordinación
de iniciativas comunes y las conversaciones con las Autoridades
estatales. ''Vuestro trabajo -ha afirmado- es de gran valor para esta
región, y en Sarajevo particularmente, cruce de pueblos y culturas,
donde la diversidad, por un lado, constituye un gran recurso que ha
permitido el desarrollo social, cultural y espiritual de esta región
y, por otro, ha sido motivo de dolorosas heridas y sangrientas
guerras. No es casualidad que el Consejo para el Diálogo
Interreligioso y las otras valiosas iniciativas en el campo
interreligioso y ecuménico surgieran al final de la guerra, como una
respuesta a la exigencia de reconciliación y para hacer frente a la
necesidad de reconstruir una sociedad desgarrada por el conflicto
armado. De hecho, el diálogo interreligioso, tanto aquí como en
cualquier parte del mundo, es una condición indispensable para la
paz, y por eso es un deber para todos los creyentes''.
Francisco
ha subrayado que el diálogo interreligioso, antes incluso de ser una
discusión sobre los grandes temas de la fe, es una ''conversación
sobre la vida humana''. En él se comparte el día a día de la vida
concreta, en sus gozos y sus tristezas, con sus angustias y sus
esperanzas; se asumen responsabilidades comunes; se proyecta un
futuro mejor para todos. Se aprende a vivir juntos, a conocerse y
aceptarse con las propias diferencias, libremente, por lo que cada
uno es. En el diálogo se reconoce y se desarrolla una convergencia
espiritual, que unifica y ayuda a promover los valores morales, la
justicia, la libertad y la paz. El diálogo es una escuela de
humanidad y un factor de unidad, que ayuda a construir una sociedad
fundada en la tolerancia y el respeto mutuo''.
Por
este motivo, el diálogo interreligioso ''no puede limitarse solo a
unos pocos, a los responsables de las comunidades religiosas, sino
que debería extenderse en lo más posible a todos los creyentes,
involucrando las distintas esferas de la sociedad civil. Y una
atención particular merecen en este sentido los jóvenes, llamados a
construir el futuro del País. Sin embargo, es bueno recordar que el
diálogo, para que sea auténtico y eficaz, presupone una identidad
formada: sin una identidad formada, el diálogo es inútil o
perjudicial. Esto lo digo pensando en los jóvenes, pero vale para
todos''.
''Aprecio
sinceramente todo lo que habéis hecho hasta ahora y os animo en este
compromiso por la causa de la paz, de la que vosotros, como líderes
religiosos, sois los primeros custodios aquí en Bosnia y
Herzegovina. Os aseguro que la Iglesia católica seguirá dando su
pleno apoyo y asegurando su completa disponibilidad -ha reiterado el
Pontífice- Todos somos conscientes que todavía hay mucho camino por
recorrer. Pero no nos dejemos desanimar por las dificultades y
continuemos con perseverancia por el camino del perdón y de la
reconciliación. Al hacer justa memoria del pasado, también para
aprender las lecciones de la historia, evitemos los reproches y
recriminaciones; más bien, dejémonos purificar por Dios, que nos da
el presente y el futuro, Él es nuestro futuro: Él es la fuente
última de la paz''.
''Esta
ciudad, que en los últimos tiempos se ha convertido tristemente en
un símbolo de la guerra y de su devastación, esta
Jerusalén de Europa, hoy, con su variedad de pueblos,
culturas y religiones, puede llegar a ser nuevamente signo de unidad,
lugar en el que la diversidad no represente una amenaza, sino una
riqueza y una oportunidad para crecer juntos -ha concluido el Obispo
de Roma- En un mundo desgraciadamente todavía herido por los
conflictos, esta tierra puede convertirse en un mensaje: dar fe que
es posible vivir uno junto a otro, en la diferencia pero en la
humanidad común, construyendo juntos un futuro de paz y de
hermandad. Se puede vivir haciendo
la paz''.
Finalizado
su discurso y después de pedir a todos que rezasen por él y de
asegurar a su vez sus oraciones por todos, el Papa, invitó a todos a
rezar esta oración ''al Eterno, al Único y Verdadero Dios Vivo,
al Misericordioso''
''Dios
todopoderoso y eterno,
Padre
bueno y misericordioso;
Creador
del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles;
Dios
de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob,
Rey
y Señor del pasado, del presente y del futuro;
único
juez de todos los hombres,
que
recompensas a tus fieles con la gloria eterna.
Nosotros,
descendientes de Abrahán según la fe en ti, único Dios,
judíos,
cristianos y musulmanes,
humildemente
nos ponemos en tu presencia
y
con confianza te pedimos
por
este país, Bosnia y Herzegovina,
para
que puedan habitarlo en paz y armonía
hombres
y mujeres creyentes de distintas religiones, naciones y culturas.
Te
pedimos, Padre, que esto mismo suceda
en
todos los países del mundo.
Refuerza,
en cada uno de nosotros, la fe y la esperanza,
el
respeto recíproco y el amor sincero
por
todos nuestros hermanos y hermanas.
Haz
que, con valentía, nos comprometamos
a
construir la justicia social,
a
ser hombres de buena voluntad,
llenos
de comprensión recíproca y de perdón,
pacientes
artesanos de diálogo y de paz.
Que
todos nuestros pensamientos, palabras y obras
estén
en armonía con tu santa voluntad.
Todo
sea para tu honor y gloria, y para nuestra salvación.
A
ti sea la alabanza y la gloria, por los siglos de los siglos, Dios
nuestro. Amén''.
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