CIUDAD DEL VATICANO, 6 MAR 2004 (VIS).-El Santo Padre celebró misa esta tarde en el Aula Pablo VI para los fieles de las parroquias romanas de Santa Brígida, San Hilario de Poitiers y San Máximo.
Comentando el Evangelio del segundo domingo de Cuaresma sobre la Transfiguración del Señor en el monte Tabor, el Papa recordó "Cristo revela su gloria de Hijo de Dios en presencia de Pedro, Santiago y Juan. (…) En El, resplandeciente de gloria, reconocemos al elegido, al Mesías, 'la luz del mundo', que da sentido a nuestra vida. La misteriosa voz de lo alto nos invita también a nosotros a seguirle dócilmente: '¡Este es mi Hijo, escuchadle!'".
"¡Escuchar y seguir a Cristo! Hace veinticinco años -continuó-, precisamente al inicio de la Cuaresma, sentí la necesidad de exhortar a todo el pueblo cristiano a esta experiencia fundamental. 'Jesucristo es el camino principal de la Iglesia', escribí en mi primera encíclica 'Redemptor hominis', que esta tarde me gustaría volver a entregaros simbólicamente, queridos parroquianos".
Juan Pablo II afirmó que la zona en la que se hallan las tres parroquias "está extendido por desgracia el fenómeno de las modernas 'sectas', que intentan atraer especialmente a quienes se encuentran en situaciones difíciles o de soledad. Por eso, hay que realizar una labor evangelizadora fuerte y valiente. Es necesario que Jesús, centro del cosmos y de la historia, encuentre a cada ser humano, porque en el misterio de la Redención 'el problema del ser humano está inscrito con una fuerza especial de verdad y de amor'. Anunciar a Cristo es hacer experimentar a todos, pero especialmente a quien sufre pobreza espiritual y material, la ternura y la misericordia divinas".
Tras pedir que "cada comunidad, bajo la guía generosa e iluminada de los respectivos pastores sea un lugar de acogida y de solidaridad", el Santo Padre hizo hincapié en que la Eucaristía constituya "el centro de cada proyecto pastoral", e invitó a que hicieran referencia a ella sobre todo las familias, "llamadas -dijo- a acompañar a los hijos en los itinerarios de preparación a los sacramentos de la iniciación cristiana, y a seguirlos en la adolescencia y también después, para que creciendo lleven a cabo fielmente la misión que Dios les ha reservado".
HML/EVANGELIZACION/PARROQUIAS ROMANAS VIS 20040308 (380)
Comentando el Evangelio del segundo domingo de Cuaresma sobre la Transfiguración del Señor en el monte Tabor, el Papa recordó "Cristo revela su gloria de Hijo de Dios en presencia de Pedro, Santiago y Juan. (…) En El, resplandeciente de gloria, reconocemos al elegido, al Mesías, 'la luz del mundo', que da sentido a nuestra vida. La misteriosa voz de lo alto nos invita también a nosotros a seguirle dócilmente: '¡Este es mi Hijo, escuchadle!'".
"¡Escuchar y seguir a Cristo! Hace veinticinco años -continuó-, precisamente al inicio de la Cuaresma, sentí la necesidad de exhortar a todo el pueblo cristiano a esta experiencia fundamental. 'Jesucristo es el camino principal de la Iglesia', escribí en mi primera encíclica 'Redemptor hominis', que esta tarde me gustaría volver a entregaros simbólicamente, queridos parroquianos".
Juan Pablo II afirmó que la zona en la que se hallan las tres parroquias "está extendido por desgracia el fenómeno de las modernas 'sectas', que intentan atraer especialmente a quienes se encuentran en situaciones difíciles o de soledad. Por eso, hay que realizar una labor evangelizadora fuerte y valiente. Es necesario que Jesús, centro del cosmos y de la historia, encuentre a cada ser humano, porque en el misterio de la Redención 'el problema del ser humano está inscrito con una fuerza especial de verdad y de amor'. Anunciar a Cristo es hacer experimentar a todos, pero especialmente a quien sufre pobreza espiritual y material, la ternura y la misericordia divinas".
Tras pedir que "cada comunidad, bajo la guía generosa e iluminada de los respectivos pastores sea un lugar de acogida y de solidaridad", el Santo Padre hizo hincapié en que la Eucaristía constituya "el centro de cada proyecto pastoral", e invitó a que hicieran referencia a ella sobre todo las familias, "llamadas -dijo- a acompañar a los hijos en los itinerarios de preparación a los sacramentos de la iniciación cristiana, y a seguirlos en la adolescencia y también después, para que creciendo lleven a cabo fielmente la misión que Dios les ha reservado".
HML/EVANGELIZACION/PARROQUIAS ROMANAS VIS 20040308 (380)
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