Ciudad
del Vaticano, 23 abril 2014
(VIS).- A las 10.15 horas de hoy, domingo de Pascua, el Santo Padre
Francisco celebró en una Plaza de San Pedro adornada con 35.000
plantas y flores (tulipanes, narcisos, jacintos) regalo de los
floristas holandeses, la solemne Misa de la Resurrección del Señor.
En la celebración, que comenzó con el ritual del "Resurrexit"
-la apertura de un icono del Resucitado, situado junto al altar
papal- participaron más de 150.000 fieles de todo el mundo. El Papa
no pronunció ninguna homilía, ya que después de la misa pronunció
el mensaje de Pascua y la bendición "Urbi et Orbi".
A
las 12, desde el balcón central de la basílica vaticana, el Papa se
dirigió a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro y a todos
los que seguían el acto por la radio y la televisión, y pronunció
el pregón pascual en el que pidió por los afectados por la
epidemia del virus Ebola en diversos países africanos, y por la paz
en Siria, Irak, Venezuela, Ucrania, por el cese de los
enfrentamientos en la República Centroafricana, Nigeria y Sudán del
Sur, así como por la reanudación de las negociaciones entre
israelíes y palestinos. Después impartió la bendición "Urbi
et Orbi", a la Urbe y al Orbe.
''Feliz
y santa Pascua -dijo el Obispo de Roma- El anuncio del ángel a las
mujeres resuena en la Iglesia esparcida por todo el mundo: ''Vosotras
no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está
aquí. Ha resucitado... Venid a ver el sitio donde lo pusieron'' .
Esta
es la culminación del Evangelio, es la Buena Noticia por excelencia:
Jesús, el crucificado, ha resucitado. Este acontecimiento es la base
de nuestra fe y de nuestra esperanza: si Cristo no hubiera
resucitado, el cristianismo perdería su valor; toda la misión de la
Iglesia se quedaría sin brío, pues desde aquí ha comenzado y desde
aquí reemprende siempre de nuevo. El mensaje que los cristianos
llevan al mundo es este: Jesús, el Amor encarnado, murió en la cruz
por nuestros pecados, pero Dios Padre lo resucitó y lo ha
constituido Señor de la vida y de la muerte. En Jesús, el Amor ha
vencido al odio, la misericordia al pecado, el bien al mal, la verdad
a la mentira, la vida a la muerte.
Por
esto decimos a todos: ''Venid y veréis''. En toda situación humana,
marcada por la fragilidad, el pecado y la muerte, la Buena Nueva no
es sólo una palabra, sino un testimonio de amor gratuito y fiel: es
un salir de sí mismo para ir al encuentro del otro, estar al lado de
los heridos por la vida, compartir con quien carece de lo necesario,
permanecer junto al enfermo, al anciano, al excluido... ''Venid y
veréis'': El amor es más fuerte, el amor da vida, el amor hace
florecer la esperanza en el desierto.
Con
esta gozosa certeza, nos dirigimos hoy a ti, Señor resucitado.
Ayúdanos
a buscarte para que todos podamos encontrarte, saber que tenemos un
Padre y no nos sentimos huérfanos; que podemos amarte y adorarte.
Ayúdanos
a derrotar el flagelo del hambre, agravada por los conflictos y los
inmensos derroches de los que a menudo somos cómplices.
Haz
nos disponibles para proteger a los indefensos, especialmente a los
niños, a las mujeres y a los ancianos, a veces sometidos a la
explotación y al abandono.
Haz
que podamos curar a los hermanos afectados por la epidemia de Ébola
en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia, y a aquellos que padecen
tantas otras enfermedades, que también se difunden a causa de la
incuria y de la extrema pobreza.
Consuela
a todos los que hoy no pueden celebrar la Pascua con sus seres
queridos, por haber sido injustamente arrancados de su afecto, como
tantas personas, sacerdotes y laicos, secuestradas en diferentes
partes del mundo.
Conforta
a quienes han dejado su propia tierra para emigrar a lugares donde
poder esperar en un futuro mejor, vivir su vida con dignidad y,
muchas veces, profesar libremente su fe.
Te
rogamos, Jesús glorioso, que cesen todas las guerras, toda
hostilidad pequeña o grande, antigua o reciente.
Te
pedimos por Siria: la amada Siria, que cuantos sufren las
consecuencias del conflicto puedan recibir la ayuda humanitaria
necesaria; que las partes en causa dejen de usar la fuerza para
sembrar muerte, sobre todo entre la población inerme, y tengan la
audacia de negociar la paz, tan anhelada desde hace tanto tiempo.
Jesús
glorioso, te rogamos que consueles a las víctimas de la violencia
fratricida en Irak y sostengas las esperanzas que suscitan la
reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos.
Te
invocamos para que se ponga fin a los enfrentamientos en la República
Centroafricana, se detengan los atroces ataques terroristas en
algunas partes de Nigeria y la violencia en Sudán del Sur.
Y
te pedimos por Venezuela, para que los ánimos se encaminen hacia la
reconciliación y la concordia fraterna.
Que
por tu resurrección, que este año celebramos junto con las iglesias
que siguen el calendario juliano, te pedimos que ilumines e inspires
iniciativas de paz los esfuerzos en Ucrania, para que todas las
partes implicadas, apoyadas por la Comunidad internacional, lleven a
cabo todo esfuerzo para impedir la violencia y construir, con un
espíritu de unidad y diálogo, el futuro del País. Que como
hermanos puedan hoy cantar Xphctoc Bocĸpec.
Te
rogamos, Señor, por todos los pueblos de la Tierra: Tú, que has
vencido a la muerte, concédenos tu vida, danos tu paz. ''Christus
surrexit, venite et videte!'' Queridos hermanos y hermanas, feliz
Pascua.''
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