Ciudad
del Vaticano, 22 marzo 2014
(VIS).-El Santo Padre recibió esta mañana en la Sala Clementina
del Palacio Apostólico a los miembros de la Asociación “Corallo”,
un network de emisoras locales de inspiración católica presente en
todas las regiones italianas. El Papa se dirigió a los presentes
improvisando un discurso en el que definió las virtudes, la misión
y los pecados de los medios de comunicación.
“Vuestro
trabajo -dijo- debe desarrollarse en estas tres vías: la vía de la
verdad, la vía de la bondad y la vía de la belleza. Pero esa
verdad, esa bondad y esa belleza que son consistentes, que vienen
de dentro, que son humanas. Y, en el camino de la verdad, en las tres
vías podemos encontrar fallos y también trampas. “Pero, yo
pienso, busco la verdad...”: Pero está atento ¿eh? No te
conviertas en un intelectual sin inteligencia. “Pero, yo busco la
bondad...”:ten cuidado y no te conviertas en un defensor a
ultranza de la ética sin bondad. “ A mí me gusta la belleza”:
si pero no la maquilles para construir una belleza artificial que no
existe”.
A
continuación el Papa se refirió a la unidad armónica del trabajo
de las emisoras, recordando que si había medios grandes y medios
pequeños “en la Iglesia no hay ni grande ni pequeño: cada uno
tiene su función, su ayuda al otro. La mano no puede existir sin la
cabeza... Todos somos miembros, y también vuestros medios, grandes o
pequeños, son miembros y están armonizados por la vocación del
servicio en la Iglesia. Ninguno debe sentirse... muy pequeño
respecto a otro demasiado grande. La importancia de cada uno estriba
en esta armonía, porque la Iglesia es la armonía de la
diversidad... Es importante: Buscar la unidad, y no seguir la lógica
de que el pez grande se come al chico”.
Después,
Francisco habló del clericalismo, que es “uno de los males de la
Iglesia. Pero es un mal cómplice, porque a los sacerdotes les gusta
la tentación de clericalizar a los laicos. Pero, tantos laicos, de
rodillas, piden ser clericalizados, porque es más cómodo.. Y este
es un pecado a dos manos. Tenemos que vencer esta tentación. El
laico tiene que ser laico, bautizado; posee la fuerza que viene de su
bautismo. Servidor, pero con su vocación laica, y eso no se vende,
no se negocia, no se es cómplice con el otro porque…está en juego
la identidad...¿Es más importante el diácono, el cura, del laico?
¡No! La función del laico no puede ejercerla el sacerdote y el
Espíritu Santo es libre: algunas veces inspira al cura ... otras
inspira al laico. Se habla en el Consejo pastoral que es tan
importante. Una parroquia que carezca de Consejo pastoral y de
Consejo de los asuntos económicos no es una buena parroquia: le
falta vida”.
Por
último el Santo Padre recordó que los medios de comunicación
tenían virtudes, pero también pecados. “Los más grandes
-recalcó- son los que van por el camino de la mentira y de la
falsedad, y son tres: la desinformación, la calumnia y la
difamación. Estas dos últimas son graves, pero no tan peligrosas
como la primera.. La calumnia es pecado mortal, pero se puede aclarar
y llegar a conocer que es una calumnia. La difamación es pecado
mortal, pero se puede acabar diciendo: “Es una injusticia porque
esta persona hizo algo hace tiempo pero después se arrepintió y
cambió de vida”. Pero la desinformación es decir la mitad de las
cosas, las que más me convienen y no decir la otra mitad. Y de esa
forma los que ven la televisión o escuchan la radio no pueden
formarse un juicio perfecto, porque les faltan los elementos y no se
los dan. Por favor huid de estos tres pecados”.
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