Ciudad
del Vaticano, 2 de junio 2013 (VIS).-Esta mañana a las 9,30 el Papa
ha celebrado en la capilla de la Casa de Santa Marta la Santa Misa
con los parientes, en su mayor parte los padres, de los militares
italianos caídos en las misiones de paz de los últimos años -
especialmente en Afganistán- y con un grupo de militares heridos en
dichas misiones. El grupo estaba acompañado por el arzobispo
castrense para Italia Vincenzo Pelvi, que ha concelebrado con el
Santo Padre.
Los
parientes de los caídos eran 55, en memoria de 24 militares y los
heridos 13. Durante la celebración se ha rezado por todos los caídos
y por la causa de la paz. El día elegido para este encuentro ha sido
precisamente el 2 de junio porque en Italia se celebra la Fiesta
Nacional y durante ella la Nación, como ha recordado el arzobispo
Pelvi durante su saludo al pontífice, “expresa con diversas
manifestaciones su deuda de amor con la familia militar”.
En
su homilía el Papa ha comentado el relato evangélico del centurión
que pide a Jesús que cure a su siervo. “Nuestro Dios - ha dicho-
escucha la plegaria de todos, no como si fuéramos anónimos, sino la
oración de todos y de cada uno... Nosotros hemos venido hoy a rezar
por nuestros muertos, nuestros heridos, por las víctimas de esa
locura que es la guerra. ¡Es el suicidio de la humanidad porque mata
el corazón, acaba con el mensaje del Señor: mata al amor!. Porque
la guerra procede del odio, de la envidia, del deseo de poder y
también - como vemos tanta veces - del deseo de más poder”.
“Tantas
veces hemos visto a lo largo de la historia que los grandes de la
tierra quieren resolver los problemas locales, económicos, las
crisis económicas con la guerra - ha proseguido el Santo Padre- ¿Por
qué?. Porque el dinero cuenta más para ellos que las personas. Y la
guerra es esto: un acto de fe en el dinero, en los ídolos del odio,
en el ídolo que te lleva a matar a tu hermano. Me viene a la mente
la palabra de nuestro Padre Dios a Caín que, por envidia, había
matado a su hermano: “Caín ¿donde está tu hermano?”. Hoy
podemos escuchar esta voz: Es nuestro Padre Dios que llora por
nuestra guerra y que nos pregunta a todos: “¿Donde está tu
hermano?”, que dice a los potentes de la tierra: “¿Donde está
tu hermano?”, “¿Qué habéis hecho?”.
El
Papa ha invitado a pedir al Señor que “aleje de nosotros todo
mal”, repitiendo esta oración “hasta con el corazón que llora”.
“Míranos Señor -ha exclamado- y ten misericordia de nosotros,
porque estamos tristes y angustiados. Mira nuestra miseria y nuestra
pena y perdona todos los pecados porque detrás de una guerra siempre
hay pecados: el pecado de la idolatría, el pecado de explotar a los
hombres en el altar del poder, de sacrificarlos. Míranos, Señor
porque estamos tristes y angustiados... Estamos seguros de que el
Señor nos escuchará y hará todo para darnos el espíritu de
consuelo. Así sea”.
Finalizada
la Misa se ha rezado la “Oración por Italia” compuesta por el
beato Juan Pablo II en 1994. Después, como es habitual, el Papa ha
saludado personalmente a cada uno de los presentes, con gran
cordialidad y afecto. La comunidad eclesial del Ordinariato militar
ha regalado al Santo Padre una obra de artesanía napolitana de
terracota que representa a San José artesano que enseña las
herramientas de carpintería a Jesús, el cual lleva una cesta con
los instrumentos de la Pasión: clavos, martillo y tenazas.
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