Ciudad
del Vaticano, 2 de junio de 2013 (VIS).-A mediodía el Papa Francisco
se ha asomado a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con
los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro a los que ha
recordado que el jueves pasado se celebró la solemnidad del Corpus
Christi , que en Italia y en otros países se ha trasladado a este
domingo y que es la “fiesta de la Eucaristía, Sacramento del
Cuerpo y Sangre de Cristo”.
Comentando
el evangelio que narra el milagro de la multiplicación de los
panes y los peces, el Obispo de Roma ha dicho que hay un aspecto de
este relato que siempre lo sorprende y le hace reflexionar. “Estamos
en la orilla del lago de Galilea, la noche se acerca; Jesús se
preocupa por la gente que desde hace tantas horas está con Él: son
miles y tienen hambre. ¿Qué hacer? También los discípulos se
plantean el problema y le dicen :”Despide a la multitud” para que
vaya a los pueblos de los alrededores y encuentre comida. Pero Jesús
dice: “Dadles de comer vosotros mismos”. Los discípulos se
quedan desconcertados y contestan: “No tenemos más que cinco panes
y dos peces” como diciendo: apenas lo bastante para nosotros”.
“Jesús
sabe qué es lo que tiene que hacer, pero quiere involucrar a sus
discípulos, educarlos. La actitud de los discípulos es la actitud
humana, que busca la solución más realista, que no cause demasiados
problemas: despide a la gente, que cada uno se las arregle como
pueda, por otra parte ya has hecho tanto por ellos: has predicado,
has curado a los enfermos...La actitud de Jesús es completamente
distinta y está dictada por su unión con el Padre y por la
compasión hacia la gente, esa
piedad de Jesús hacia todos nosotros; Jesús siente nuestros
problemas, nuestras debilidades, nuestras necesidades. Ante
los cinco panes, Jesús piensa: ¡Aquí está la Providencia! De
este poco, Dios puede sacar lo necesario para todos. Jesús confía
totalmente en el Padre celestial, sabe que para Él todo es posible.
Por lo tanto dice a los discípulos que sienten a la gente en grupos
de cincuenta - no es una casualidad: esto significa que ya no son una
multitud, sino que se vuelven comunidades, alimentadas por el pan de
Dios- Y luego toma los panes y los peces, levanta los ojos al cielo,
pronuncia la bendición - es una clara referencia a la Eucaristía -
y después los parte y comienza a darlos a los discípulos, y los
discípulos los reparten .. ¡y los panes y los peces no se acaban!
He aquí el milagro: más que una multiplicación es un compartir,
animado por la fe y la oración. Comieron todos y sobró: es el signo
de Jesús, pan de Dios para la humanidad”.
“Los
discípulos - ha señalado el Papa- vieron, pero no comprendieron
bien el mensaje. Se entusiasmaron como la multitud por ese éxito.
Una vez más, siguieron la lógica humana y no la de Dios, que es la
del servicio, del amor y de la fe. La fiesta del Corpus Christi nos
pide que nos convirtamos a la fe en la Providencia, que sepamos
compartir lo poco que somos y que tenemos, y que no nos encerremos
nunca en nosotros mismos. Pidamos a nuestra Madre María que nos
ayude en esta conversión, para seguir verdaderamente, cada vez más,
a ese Jesús que adoramos en la Eucaristía”.
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