Ciudad
del Vaticano, 4 mayo 2014 (VIS).- El Santo Padre, respetando su
habitual cita dominical, se ha asomado a la ventana del Palacio
Apostólico Vaticano para rezar el Regina Caeli junto a los fieles
reunidos en la Plaza de San Pedro. Francisco ha hablado de los
discípulos de Emaús, que por el camino encontraron a Jesús y no le
reconocieron. ''Viéndoles tan tristes, -ha dicho- Él, primero los
ayudó a entender que la pasión y la muerte de Mesías estaban
previstas en el designio de Dios y anunciadas en las Sagradas
Escrituras; y así volvió a encender el fuego de esperanza en sus
corazones''.
''El
camino de Emaús -ha continuado- se transforma así en el símbolo de
nuestro camino de fe: las Escrituras y la Eucaristía son los
elementos indispensables para el encuentro con el Señor. También
nosotros llegamos a menudo a la misa dominical con nuestras
preocupaciones, nuestras dificultades y desilusiones. La vida a veces
nos hiere y nos vamos tristes hacia nuestra “Emaús”, dando la
espalda al designio de Dios. Nos alejamos de El. Pero nos acoge la
Liturgia de la Palabra: Jesús nos explica las Escrituras y vuelve a
encender en nuestros corazones el fuego de la fe y de la esperanza y
en la comunión nos da fuerza''.
Antes
de finalizar, el Papa ha recordado que la Palabra de Dios y la
Eucaristía nos llenan siempre de alegría. ''¡Recordadlo bien ! -ha
dicho- ¡Cuando estáis tristes u os sintáis así, acudir a la
Palabra de Dios! ¡Cuando estáis desanimados, leed la Palabra de
Dios e id a la misa del domingo a recibir la comunión, y a
participar del misterio de Jesús! La Palabra de Dios, y la
Eucaristía: nos llenan de alegría... Hay siempre una Palabra de
Dios que nos guía en nuestra desorientación; y a través de nuestro
cansancio y nuestras desilusiones, hay siempre un Pan partido que nos
hace seguir adelante en el camino''.
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