Ciudad
del Vaticano, 5 mayo 2014
(VIS).- Francisco se ha encontrado hoy, en la Sala Clementina del
Palacio Apostólico Vaticano, con los reclutas de la Guardia Suiza
Pontificia que mañana jurarán bandera, acompañados por sus padres,
familiares y amigos. ''Es un día especial -ha dicho- porque se
conmemora el saqueo de Roma y el acto heroico de vuestros
predecesores que, en 1527, dieron su vida por la defensa de la
Iglesia y del Papa. Vuestra dedicación es la confirmación de que su
valor y su fidelidad han dado sus frutos''.
''El
contexto social y eclesial ha cambiado mucho desde entonces -ha
continuado-: la sociedad es diferente respecto a esos días. Pero el
corazón del hombre, su capacidad de ser fiel y valiente - acriter et
fideliter, como dice vuestro lema- se ha mantenido igual. Servir en
la Guardia Suiza Pontificia significa vivir una experiencia que prevé
encontrarse con el tiempo y el espacio de una manera muy especial...
Con vuestro peculiar servicio, estáis llamados a dar un testimonio
cristiano, pacífico y alegre a los que vienen al Vaticano para
visitar la basílica de San Pedro y para encontrarse con el Papa.
¡Vivid intensamente vuestros días! -les ha dicho- Sed fuertes en la
fe y generosos en la caridad hacia las personas que encontréis''.
El
Obispo de Roma ha recordado que el uniforme de la Guardia Suiza este
año celebra su centenario. ''Sus colores y su forma -ha explicado-
son conocidos en todo el mundo: recuerdan la dedicación, la seriedad
y la seguridad. Identifican un servicio único y un pasado glorioso.
Sin embargo, detrás de cada uniforme hay una persona real: con una
familia y un país de origen, con una personalidad y una
sensibilidad, con deseos y planes de vida. Vuestro uniforme es una
característica llamativa de la Guardia Suiza y atrae la atención de
la gente. Pero recordad que no es el uniforme, sino quien lo lleva
puesto el que llama la atención de los demás con su amabilidad, con
el espíritu de hospitalidad, con la actitud de caridad hacia todos.
Considerad esto también en la relación entre vosotros, dando
importancia a vuestra vida comunitaria, al compartir los momentos
felices y los más difíciles, sin olvidar a los que tengan problemas
y, a veces necesiten una sonrisa y un gesto de estímulo y amistad;
evitad una distancia negativa que os separe de vuestros compañeros y
que, en la vida de todas las personas del mundo, puede generar
desprecio, marginación o racismo''.
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