Ciudad
del Vaticano, 5 mayo 2014
(VIS).-La contribución de la Iglesia Católica en la reconciliación
nacional y la reconstrucción de la sociedad civil, la importancia
del diálogo interreligioso frente a un extremismo que promete un
falso sentido de unidad nacional basado en una única identidad
religiosa y la protección de la familia han sido los temas centrales
del discurso que el Papa Francisco ha entregado a los obispos de Sri
Lanka al final de su quinquenal visita ''ad Limina''.
Después
de muchos años de combates y derramamiento de sangre la guerra en
Sri Lanka ha llegado a su fin y sus habitantes ahora esperan
reconstruir sus vidas y sus comunidades. Los obispos se han sumado a
esta tarea como han puesto de relieve en su carta pastoral ''Hacia
la reconciliación y la reconstrucción de nuestra nación'' en la
que, además de compartir las tribulaciones de su pueblo, afirman que
queda todavía mucho por hacer para promover el respeto de los
derechos humanos y superar las tensiones étnicas. El Papa se une a
ellos con palabras de consuelo ''para todos aquellos que han perdido
a sus seres queridos durante la guerra y miran con aprensión su
futuro'' e invita a las comunidades a que, recordando la frase de
San Pablo, de llevar unos el peso de los otros, y ''fuertes en la fe,
estén cerca de los que todavía lloran y sufren las últimas
consecuencias de la guerra''.
La
Iglesia Católica en Sri Lanka, que cuenta entre sus miembros tanto
cingaleses como tamiles, puede promover, por ese motivo, la unidad
entre ambos grupos ya que conoce de cerca ''sus preocupaciones y
temores y sobre todo cómo pueden marginarse y destruirse unos a
otros. Los fieles, que saben las razones de tensión entre los
cingaleses y los tamiles, pueden favorecer una atmósfera de diálogo
de cara a la construcción de una sociedad más justa y equitativa''.
Sri
Lanka cuenta no sólo con una rica diversidad étnica sino también
con diversas tradiciones religiosas, por eso el diálogo
interreligioso y ecuménico que favorece el conocimiento mutuo es de
primaria importancia y el Papa elogia el esfuerzo de los prelados en
este ámbito ya que ''permite a la Iglesia colaborar con más
facilidad con los otros a la hora de garantizar una paz duradera y le
asegura la libertad de proseguir sus fines, sobre todo en la
educación de los jóvenes a la fe y en el libre testimonio de la fe
cristiana. ''Sin embargo -advierte- Sri Lanka ha sido escenario del
brote de extremismos religiosos que, fomentando un falso sentimiento
de unidad nacional basado en una única identidad religiosa, han
creado tensiones con diversos actos de intimidación y violencia. Ya
que estas tensiones pueden amenazar a las relaciones ecuménicas, la
Iglesia en Sri Lanka debe permanecer firme cuando se trata de buscar
aliados para la paz e interlocutores para el diálogo''.
Francisco
recuerda la importante labor de los sacerdotes y religiosos a la hora
de transmitir la fe y promover la reconciliación y el diálogo y
dedica la última parte de su discurso a la familia, recordando que
muchas de ellas en Sri Lanka padecen todavía las consecuencias de la
guerra, sea por el desplazamiento de sus miembros que por la muerte
de muchos de ellos. ''Muchos han perdido el trabajo -escribe- y así,
las familias se han separado porque las parejas han tenido que dejar
sus hogares para buscar empleo. También asistimos al gran reto que
supone el aumento de los matrimonios mixtos, que requiere una mayor
atención en la preparación y ayuda a las parejas a la hora de
formar en la fe a sus hijos. Cuando nos preocupamos por nuestras
familias y sus necesidades, cuando entendemos sus problemas y
esperanzas, fortalecemos el testimonio de Iglesia y la proclamación
del Evangelio...Cuando sostenéis la familia, vuestros esfuerzos
repercuten no sólo en beneficio de la Iglesia; también ayudan a la
entera sociedad de Sri Lanka, sobre todo en su tarea en favor de la
reconciliación y la unidad''.
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