CIUDAD DEL VATICANO, 17 DIC 2011 (VIS).-Benedicto XVI recibió esta mañana a los prelados de las Conferencias Episcopales de Nueva Zelanda y el Pacífico al final de su quinquenal visita “ad limina”.
En su discurso a los obispos, el Papa habló de los retos comunes que afrontan, no obstante la diversidad de contextos sociales, económicos y culturales en que desarrollan su actividad pastoral. En particular, citó la secularización que “repercute notablemente en la comprensión y la práctica de la fe católica” y sobre todo “en un enfoque inadecuado de la naturaleza sagrada del matrimonio cristiano y de la estabilidad de la familia”.
“En último análisis –prosiguió- sabemos que la fe cristiana aporta a la vida una base más segura que la visión secularizada. (...) De ahí, la reciente institución del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. Ya que la fe cristiana se funda en la Palabra que se hizo carne, Jesucristo, la nueva evangelización no es un concepto abstracto sino una renovación de la forma de vivir auténticamente cristiana basada en las enseñanzas de la Iglesia. Vosotros, como obispos y pastores estáis llamados a ser protagonistas a la hora de formular las respuestas adecuadas a las necesidades y circunstancias locales en vuestros diversos países y entre vuestros pueblos”.
Benedicto XVI recordó después a los prelados la importancia de ocuparse de sus sacerdotes, especialmente de los que “encuentran dificultades o tienen pocos contactos con sus hermanos en el sacerdocio”. “En nuestra época la gente joven necesita mayor ayuda espiritual para discernir cual es la voluntad de Dios. En un mundo afectado por una ‘profunda crisis de fe’ aseguraos también de que vuestros seminaristas reciban una sólida formación”, recalcó el pontífice. También se refirió a la “contribución fundamental” de los religiosos y religiosas en la difusión del Evangelio en esas tierras , así como a la aportación de los laicos en esa misión.
“He tenido la oportunidad de discutir con vosotros la Nueva Evangelización, también a la luz del recién proclamado ‘Año de la Fe’ que se propone dar un nuevo impulso a la la misión de la Iglesia de conducir a los hombres fuera del desierto, en el que a menudo se encuentran’. ¡Ojala este tiempo privilegiado os inspire a la hora de uniros a la Iglesia entera en el esfuerzo constante de la Nueva Evangelización porque a pesar de vuestra dispersión en tantas islas y de que estamos separados por grandes distancias, juntos profesamos ‘un sólo Señor, una sola fe, un sólo bautismo, un sólo Dios y Padre’!”, concluyó el Papa.
AL/ VIS 20111219 (440)
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