CIUDAD DEL VATICANO, 7 DIC 2002 (VIS) - El arzobispo Jean-Louis Tauran, secretario para las Relaciones con los Estados y jefe de la delegación de la Santa Sede en la X reunión del consejo de ministros de Exteriores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, intervino ayer por la tarde en Oporto (Portugal) durante la primera de las jornadas de la reunión de este organismo. El discurso del arzobispo estuvo dedicado al respeto de la libertad religiosa, a la que definió "una prueba del cumplimiento de los derechos humanos fundamentales".
Al principio de su discurso, el arzobispo observó que "al implicarse activamente en una reflexión sobre temas de actualidad como el terrorismo, el tráfico de seres humanos, la tolerancia y la discriminación, la OSCE ha manifestado una vez más, su vocación de formar un espacio de libertad, de justicia y de estabilidad en la perspectiva de una comprensión global de la seguridad, específica de nuestra organización".
"En los últimos meses -agregó- nuestra delegación ha observado a menudo que ningún Estado ni ninguna democracia pueden funcionar sin algún tipo de consenso sobre los valores esenciales de la existencia humana, entre ellos las creencias religiosas". Después manifestó su deseo de expresar algunas preocupaciones de la Santa Sede en esta materia.
"El año que acaba -dijo- ha visto deteriorarse de forma alarmante las condiciones del ejercicio del derecho a la libertad de religión, en violación de los acuerdos tomados en el ámbito de esta organización. En algunos países aquí representados, se han adoptado, o están a punto de adoptarse, leyes restrictivas de la libertad religiosa. Responsables de comunidades de creyentes, entre los cuales un obispo católico, han sido expulsados del país donde ejercían su apostolado o se les ha impedido unirse a sus fieles".
"Esas actitudes -subrayó-, adoptadas a menudo de forma arbitraria, son síntoma de desconfianza ante el hecho religioso, de desconocimiento del papel de las religiones en la sociedad civil, de desprecio de los acuerdos internacionales firmados libremente y de discriminación de los creyentes". El arzobispo recordó que de los acuerdos internacionales forman parte los documentos del proceso de Helsinki, en particular el documento final de Viena de 1989.
"Además, afirmó, cuando por motivos históricos, una confesión es mayoritaria y se le reconocen determinados derechos y privilegios, este reconocimiento no puede ir en detrimento de las libertades fundamentales de las otras confesiones presentes en el territorio nacional".
Al final, el prelado se refirió al discurso de Juan Pablo II al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede en enero de 1989: "El derecho a la libertad de religión está tan estrechamente ligado a otros derechos humanos fundamentales que se podría afirmar que el respeto de la libertad religiosa es como 'una prueba para el cumplimiento de los otros derechos fundamentales'".
DELSS;LIBERTAD RELIGIOSA;...;OPORTO;VIS;20021209;470;
Al principio de su discurso, el arzobispo observó que "al implicarse activamente en una reflexión sobre temas de actualidad como el terrorismo, el tráfico de seres humanos, la tolerancia y la discriminación, la OSCE ha manifestado una vez más, su vocación de formar un espacio de libertad, de justicia y de estabilidad en la perspectiva de una comprensión global de la seguridad, específica de nuestra organización".
"En los últimos meses -agregó- nuestra delegación ha observado a menudo que ningún Estado ni ninguna democracia pueden funcionar sin algún tipo de consenso sobre los valores esenciales de la existencia humana, entre ellos las creencias religiosas". Después manifestó su deseo de expresar algunas preocupaciones de la Santa Sede en esta materia.
"El año que acaba -dijo- ha visto deteriorarse de forma alarmante las condiciones del ejercicio del derecho a la libertad de religión, en violación de los acuerdos tomados en el ámbito de esta organización. En algunos países aquí representados, se han adoptado, o están a punto de adoptarse, leyes restrictivas de la libertad religiosa. Responsables de comunidades de creyentes, entre los cuales un obispo católico, han sido expulsados del país donde ejercían su apostolado o se les ha impedido unirse a sus fieles".
"Esas actitudes -subrayó-, adoptadas a menudo de forma arbitraria, son síntoma de desconfianza ante el hecho religioso, de desconocimiento del papel de las religiones en la sociedad civil, de desprecio de los acuerdos internacionales firmados libremente y de discriminación de los creyentes". El arzobispo recordó que de los acuerdos internacionales forman parte los documentos del proceso de Helsinki, en particular el documento final de Viena de 1989.
"Además, afirmó, cuando por motivos históricos, una confesión es mayoritaria y se le reconocen determinados derechos y privilegios, este reconocimiento no puede ir en detrimento de las libertades fundamentales de las otras confesiones presentes en el territorio nacional".
Al final, el prelado se refirió al discurso de Juan Pablo II al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede en enero de 1989: "El derecho a la libertad de religión está tan estrechamente ligado a otros derechos humanos fundamentales que se podría afirmar que el respeto de la libertad religiosa es como 'una prueba para el cumplimiento de los otros derechos fundamentales'".
DELSS;LIBERTAD RELIGIOSA;...;OPORTO;VIS;20021209;470;
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