Ciudad
del Vaticano, 15 de junio de 2015 (Vis).-Las tierras de Oriente
Medio, marcadas por años de conflicto, hoy están tambien ''surcadas
por los pasos de los que buscan refugio y regadas por la sangre de
tantos hombres y mujeres, incluyendo a muchos cristianos perseguidos
por su fe'', ha dicho el Santo Padre recibiendo a los participantes
en la Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales
(ROACO), a un año de distancia de la peregrinación y la súplica de
Francisco por la paz en esa región, donde todos esperaban que la
''semilla de la reconciliación hubiera dado más frutos''.
Recordando
el reciente viaje a Irak de una delegación de ROACO, durante el cual
se encontraron con los desplazados de la llanura de Nínive, y con
pequeños grupos procedentes de Siria, el Papa afirmó: ''En
aquellos ojos que pedían ayuda y suplicaban la paz y el retorno a
sus hogares sentiaís que era Jesús mismo el que os miraba ,
pidiendo esa caridad que nos hace ser cristianos. Toda obra de
ayuda, para no caer en la eficiencia a ultranza o en un
asistencialismo que no promueve ni a las personas ni a las
naciones, debe renacer siempre de la bendición de Dios que viene a
nosotros cuando tenemos el coraje de mirar a la realidad y a los
hermanos que tenemos enfrente''.
No
obstante, ''el mundo parece haber tomado conciencia del drama de los
últimos meses, y se ha dado cuenta de la presencia milenaria de los
cristianos en el Medio Oriente. Se han multiplicado las iniciativas
de sensibilización y ayuda para ellos y para todos los demás
inocentes injustamente azotados por la violencia. Sin embargo, hacen
falta más esfuerzos para eliminar los que parecen acuerdos tácitos
por los que la vida de miles y miles de familias - mujeres,
hombres, niños, ancianos – pesaría menos en la balanza de los
intereses que el petróleo y las armas, y mientras se proclaman la
paz y la justicia se tolera que los traficantes de muerte actúen en
esas tierras. Por eso, al mismo tiempo que proseguís vuestro
servicio de caridad cristiana - señaló Francisco- os animo a
denunciar lo que pisotea la dignidad humana''.
El
Santo Padre recordó que estos días ROACO dedica un atención
especial a Etiopía, Eritrea y Armenia -ya que las dos primeras
desde este año son canónicamente Metropolie sui iuris, aunque
permanezcan profundamente unidas por la tradión común
alejandrina-gheez- y les pidió que las ayudasen ''a sentirse parte
de la misión evangelizadora y a ofrecer, especialmente a los
jóvenes, un horizonte de esperanza y crecimiento sin el cual no se
podrá detener el flujo de la migración que ve a tantos hijos e
hijas de esa región ponerse en camino para llegar a las costas del
Mediterráneo, arriesgando su vida''. Armenia, ''cuna de la primera
nación que recibió el bautismo, también tiene una gran historia,
rica de cultura, de fe y martirio. El apoyo a la Iglesia en esa
tierra contribuye al camino hacia la unidad visible de todos los
creyentes en Cristo''.
Las
últimas palabras que el Papa dedicó a las Iglesias Orientales
Católicas fueron las del Himno sobre la Resurrección de San Efrén:
"Acepta, Rey nuestro, nuestra oferta, y danos a cambio la
salvación. Pacifica las tierras devastadas, reconstruye las
iglesias incendiados para que cuando haya una gran paz, podamos
entrelazarte una gran corona de flores procedentes de todos los
lugares, para que sea coronado el Señor de la paz ".
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