Ciudad
del Vaticano, 22 de septiembre (VIS).-El Papa Francisco ha llegado
esta mañana a Cagliari, en la isla italiana de Cerdeña. Es su
segunda visita pastoral en Italia, después de la efectuada a otra
isla, Lampedusa, en Sicilia, ambas afectadas por graves problemas.
En Sicilia, la acogida de los inmigrantes procedentes de países en
situaciones conflictivas, en Cerdeña la falta de trabajo por el
cierre de muchas fábricas.
El
pontífice se trasladó del aeropuerto de Cagliari al Largo Carlo
Felice, donde junto con las autoridades religiosas y civiles le
esperaba una multitud que llevaba pancartas pidiendo trabajo. Antes
de pronunciar su discurso, Francisco escuchó las palabras de un
joven sin trabajo, de una empresaria y de un sindicalista. Conmovido,
el Papa se dirigió a los presentes dejando de lado el texto que
había preparado e improvisando.
“Con
este encuentro -dijo- deseo sobre todo expresaros mi cercanía
especialmente a los que sufren: a los muchos jóvenes desempleados y
precarios, a los empresarios y comerciantes que están luchando para
salir adelante. Es una realidad que conozco bien por la experiencia
en Argentina . Yo no he pasado por ella, pero sí mi familia: Mi
padre, joven, fue a Argentina lleno de ilusiones "para hacer las
Américas" . Y le tocó la terrible crisis de los años treinta
.¡Perdieron todo ! No había trabajo .Y oí hablar en mi infancia,
en casa de este sufrimiento...Tengo que deciros: " ánimo ".
Pero también soy consciente de que tengo que hacer todo lo que
pueda, para que esta palabra "ánimo " no sea una palabra
dicha de paso. Que no sea sólo la sonrisa de un empleado cordial, de
un empleado de Iglesia que viene aquí y os dice: “Ánimo”. ¡No,
no quiero eso ! Me gustaría que ese ánimo venga de dentro y me
empuje a hacer todo lo que pueda como pastor, como hombre . Tenemos
que enfrentarnos, con solidaridad, entre vosotros - y también entre
nosotros - con solidaridad e inteligencia a este desafío
histórico”.
“Esta
es la segunda ciudad que visito en Italia. Y es interesante : ambas -
la primera y esta - son islas . En la primera he visto el
sufrimiento de tanta gente que busca, jugándose la vida , la
dignidad , el pan , la salud: el mundo de los refugiados. Y he visto
la respuesta de esa ciudad, que - siendo una isla - no quería
aislarse... Y nos da un ejemplo de acogida .... Aquí, en esta
segunda ciudad, en esta isla, también veo sufrimiento. Un
sufrimiento que como uno de vosotros ha dicho “te debilita y
termina por robarte la esperanza." La falta de trabajo es un
sufrimiento... que te arrebata la dignidad ¡Cuando no hay trabajo ,
no hay dignidad ! Y esto no es sólo un problema de Cerdeña...sólo
de Italia o de algunos países de Europa, es la consecuencia de una
elección mundial, de un sistema económico que lleva a esta tragedia
, un sistema económico que tiene en su centro un ídolo , que se
llama dinero”.
“Dios
quiso que el centro del mundo no fuera un ídolo, que fueran el
hombre y la mujer, los que sacasen adelante con su trabajo el mundo.
Pero ahora, en este sistema sin ética , el centro es un ídolo y el
mundo se ha convertido en idólatra de este "dios dinero “.¡El
dinero manda! Mandan todas las cosas que sirven a este ídolo . ¿Y
qué sucede ? Para defender a este ídolo se amontonan todos en el
centro y se caen los extremos. Caen las personas mayores , porque en
este mundo no hay lugar para ellos. Algunos hablan de esta costumbre
de "eutanasia oculta" , que consiste en no curarles, en no
tomarlos en cuenta. Y caen los jóvenes que no encuentran trabajo y
dignidad. Pero en un mundo donde los jóvenes - dos generaciones de
jóvenes - no tienen trabajo es un mundo sin futuro. ¿Por qué?
¡Porque no tienen dignidad ! Es difícil tener dignidad sin tener
trabajo”.
“Este
es vuestro sufrimiento, ésta es la súplica que oigo allí en medio:
"Trabajo", trabajo", "trabajo". Es una
súplica necesaria. Trabajo significa dignidad, significa traer a
casa el pan, trabajo es amor. Para defender este sistema económico
idolátra se ha instaurado la “cultura del descarte”: se
descartan los abuelos y se descartan los jóvenes. Tenemos que
negarnos a esta "cultura del descarte ". Tenemos que decir
: "Queremos un sistema justo, un sistema que haga que todos
salgamos adelante ".Tenemos que decir: “No queremos este
sistema económico globalizado que nos hace tanto daño”. En el
centro tienen que estar el hombre y la mujer, tal como Dios quiere, y
no el dinero !”.
“Yo
había escrito algunas cosas para vosotros, pero me han salido estas
palabras... Quería deciros lo que sentía mi corazón cuando os he
visto. Se que es fácil decir que no perdáis la esperanza . Pero a
todos vosotros, los que tienen trabajo y los que no lo tienen os digo
: "¡No os dejéis robar la esperanza !... Tal vez la esperanza
está como las brasas bajo las cenizas; vamos a ayudarla con la
solidaridad, soplando encima de las cenizas , para que el fuego
vuelva a encenderse. La esperanza nos empuja hacia adelante. No es
optimismo, es otra cosa. La esperanza no es sólo de uno, la
construimos todos y hay que sostenerla entre todos, vosotros y
nosotros, los que están cerca y los que están lejos...Por eso os
digo: “No os dejéis robar la esperanza". Pero seamos astutos
, porque el Señor nos dice que los ídolos son más astutos que
nosotros. El Señor nos invita a tener la astucia de la serpiente,
con la bondad de la paloma. Tengamos esa astucia y llamemos a las
cosas por su nombre. En este momento, en nuestro sistema económico ,
en nuestro sistema globalizado, hay un ídolo en el centro y esto no
es posible. Luchemos todos juntos para que, el centro, al menos en
nuestras vidas , lo ocupen el hombre y la mujer , la familia ,
todos nosotros , para que la esperanza avance”.
Francisco
concluyó pidiendo a todos que rezasen con él: “Voy a decir lo que
me sale del corazón -dijo- y vosotros rezad conmigo: “Señor Dios
, míranos . Mira esta ciudad , esta isla . Mira nuestras familias.
Señor, a ti no te faltó el trabajo; eras carpintero, eras feliz .
Señor, nos falta el trabajo. Los ídolos quieren robarnos la
dignidad. Los sistemas injustos quieren robarnos la esperanza. Señor,
no nos dejes solos . Ayúdanos a ayudarnos entre nosotros,a
olvidarnos un poco del egoísmo y a sentir en nuestros corazones el
“nosotros”, el pueblo que quiere avanzar. Señor Jesús , a tí
no te faltó el trabajo, danos trabajo y enseñanos a luchar por el
trabajo y bendícenos a todos”.
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