Ciudad
del Vaticano, 31 agosto 2013 (VIS).-El Santo Padre ha aceptado la
dimisión del cardenal Tarcisio Bertone, al oficio de Secretario de
Estado según el canon 354 del Código de Derecho Canónico
pidiéndole, sin embargo, que permanezca en su cargo hasta el próximo
15 de octubre de 2013, con todas las facultades propias del mismo. Al
mismo tiempo ha nombrado al arzobispo Pietro Parolin, actualmente
nuncio apostólico en Venezuela como nuevo Secretario de Estado. El
arzobispo tomará posesión de su cargo el 15 de octubre de 2013.
En
esa ocasión el Papa recibirá en audiencia a los superiores y
oficiales de la Secretaría de Estado para agradecer públicamente al
cardenal Tarcisio Bertone su servicio fiel y generoso a la Santa Sede
y para presentarles al nuevo Secretario de Estado.
Monseñor
Pietro Parolin nació en Schiavon (Italia) en 1955 y fue ordenado
sacerdote en 1980. Es licenciado en Derecho Canónico. Entró en el
servicio diplomático de la Santa Sede en 1986 y ha trabajado en las
representaciones pontificias en Nigeria y México y en la Sección
para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado de la
que fue nombrado Subsecretario en 2002. En 2009 fue nombrado nuncio
apostólico en Venezuela y elevado al mismo tiempo a la dignidad
arzobispal. Fue ordenado obispo por el Papa Benedicto XVI el 12 de
septiembre del mismo año.
En
el momento de conocer su nombramiento, el arzobispo Parolin ha dado
las gracias al Santo Padre manifestando su “completa
disponibilidad” y su voluntad de colaborar con él y bajo su guía
para “la mayor gloria de Dios, el bien de la Santa Iglesia y el
progreso de la paz y la humanidad para que encuentre razones para
vivir y esperar”. Asimismo ha hecho extensivo el agradecimiento a
todos los que han formado parte de su vida tanto en las parroquias en
las que ha prestado servicio como en los países donde ha desempeñado
su labor, al Papa Benedicto XVI, al cardenal Tarcisio Bertone, a la
Secretaría de Estado que ha sido “su casa durante tantos años”
y a los colegas y miembros de la Curia.
“Entro
con trepidación, pero también con confianza y serenidad -escribe-
en este nuevo servicio al Evangelio, a la Iglesia y al Papa
Francisco, dispuesto -como él nos ha pedido desde el principio- a
caminar, edificar-construir y confesar”.
“Y
que la Virgen -concluye- que a mi me gusta invocar con los títulos
de Monte Berico, Guadalupe y Coromoto, nos de el valor para caminar
en presencia del Señor, con la Cruz del Señor, de edificar la
Iglesia sobre la sangre del Señor que derramó sobre la Cruz; y de
confesar la única gloria, el Cristo crucificado. Y así la Iglesia
irá hacia delante. Y como se dice en Venezuela: “¡Que Dios les
bendiga!”.
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