Ciudad
del Vaticano, 26 julio 2013
(VIS).- Francisco,
incluyendo una nueva actividad al programa oficial, se desplazó a la
Catedral de Río para saludar a sus compatriotas argentinos a los que
dirigió un discurso improvisado. El Santo Padre agradeció a los
jóvenes que se hubieran acercado a saludarle y con palabras
coloquiales les dijo: "¡Quiero que la Iglesia salga a la calle!
¡Quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que
sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea
clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos. Las
parroquias, los colegios, las instituciones, ¡son para salir! Si no
salen, se convierten en una ONG, y la Iglesia no puede ser una ONG".
"Miren,
yo pienso que en este momento, esta civilización mundial se pasó de
rosca, ¡se pasó de rosca! Porque es tal el culto que ha hecho al
dios dinero, que estamos presenciando una filosofía y una praxis de
exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los
pueblos. Y por supuesto, porque uno podría pensar, que podría haber
una especie de eutanasia escondida. Es decir, no se cuida a los
ancianos, pero también está esta eutanasia cultural: ¡no se los
deja hablar, no se los deja actuar! Y la exclusión de los jóvenes:
El porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo, sin empleo, ¡es muy
alto! Y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad
ganada por el trabajo. O sea, ¡Esta civilización nos ha llevado a
excluir las dos puntas que son el futuro nuestro!".
El
Papa animó a los jóvenes a salir, a hacerse valer y luchar por los
valores, asimismo a los ancianos les pidió que abrieran la boca para
enseñar y transmitir sabiduría. "En el Pueblo Argentino, yo se
los pido de corazón a los ancianos, no claudiquen de ser la reserva
cultural de nuestro pueblo que transmite la justicia, que transmite
la historia, que transmite los valores, que transmite la memoria de
Pueblo. Y ustedes, -dirigiéndose de nuevo a los jóvenes- por favor,
¡no se metan contra los viejos! ¡Déjenlos hablar, escúchenlos, y
lleven adelante! Pero sepan, sepan que en este momento, ustedes, los
jóvenes y los ancianos, están condenados al mismo destino:
exclusión! ¡No se dejen excluir! ¿Está claro? Por eso creo que
tienen que trabajar".
Francisco
recordó que la fe no es una broma, es algo muy serio. "Que Dios
haya venido a hacerse uno de nosotros, ¡es un escándalo! Y que haya
muerto en la cruz, es un escándalo, el escándalo de la Cruz. La
Cruz sigue siendo escándalo, pero ¡es el único camino seguro, el
de la Cruz, el de Jesús, la encarnación de Jesús! Por favor, ¡no
licuen la fe en Jesucristo! Hay licuado de naranja, licuado de
manzana, licuado de banana, pero por favor, ¡no tomen licuado de fe!
¡La fe es entera, no se licua! Es la fe en Jesús. Es la fe en el
Hijo de Dios hecho hombre, que me amó y murió por mí. Entonces,
¡Hagan lío! ¡Cuiden los extremos del pueblo que son los ancianos y
los jóvenes! No se dejen excluir, y que no excluyan a los ancianos,
segundo, y no licuen la fe en Jesucristo".
El
Santo Padre alentó a los presentes a leer las Bienaventuranzas y
Mateo 25. "Con esas dos cosas tienen el programa de acción",
dijo antes de finalizar, rezar a la Virgen e impartir su bendición.
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