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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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sábado, 27 de julio de 2013

JÓVENES VALIENTES QUE CARGAN LA CRUZ SIN MIEDO

Ciudad del Vaticano, 27 de julio 2013 (VIS).- El Papa Francisco llegó a las 17.20 (hora local) de ayer viernes, al paseo marítimo de Copacabana donde en papamóvil saludó a los jóvenes que le estaban esperando. El Santo Padre pidió que le acompañaran, en el mismo palco, 35 cartoneros argentinos. Hombres y mujeres obligados a vivir en las "villas miserias", las favelas argentinas, por no tener trabajo. En Argentina hay cerca de 100 mil trabajadores excluidos que buscan cartones entre la basura para poder ganar algo de dinero a causa de la devastadora crisis económica de 2001.

A las 18.00 horas dio comienzo el Viacrucis con las 14 estaciones. 13 de ellas se representaron en los 900 metros de la Avenida Atlántico, el paseo marítimo de Copacabana, y la última en el palco central desde donde el Papa siguió todo el recorrido. Una celebración que duró alrededor de una hora y cuarto y que estuvo animada en todo momento por 280 artistas y voluntarios. Los textos de las meditaciones pertenecían a los sacerdotes dehonianos Padre Zezinho y Padre Joaozinho, muy conocidos en Brasil por su trabajo con los jóvenes.

Al finalizar el Viacrucis, Francisco recordó que el camino de la Cruz era "uno de los momentos fuertes de la Jornada Mundial de la Juventud", y cómo desde 1984, la Cruz ha recorrido todos los continentes y ha atravesado los más variados mundos de la existencia humana, quedando como impregnada de las situaciones vitales de tantos jóvenes que la han visto y la han llevado". Fue al concluir el Año Santo de la Redención, cuando el beato Juan Pablo II confió la cruz a los jóvenes diciéndoles: “Llévenla por el mundo como signo del amor de Jesús a la humanidad, y anuncien a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención”.

"Nadie puede tocar la Cruz de Jesús sin dejar en ella algo de sí mismo y sin llevar consigo algo de la cruz de Jesús a la propia vida -dijo el Papa dirigiendo tres preguntas a los jóvenes-. ¿Qué han dejado ustedes en la Cruz, queridos jóvenes de Brasil, en estos dos años en los que ha recorrido su inmenso país? Y ¿qué ha dejado la Cruz en cada uno de ustedes? Y, finalmente, ¿qué nos enseña para nuestra vida esta Cruz?".

El Papa recordó cómo San Pedro, en el momento en el que huía de las persecuciones de la ciudad de Roma, cuando encontró por el camino a Jesús, entendió que "tenía que seguir al Señor con valentía, hasta el final, pero entendió sobre todo que nunca estaba solo en el camino; con él estaba siempre aquel Jesús que lo había amado hasta morir”.

Miren, Jesús con su Cruz recorre nuestras calles y carga nuestros miedos, nuestros problemas, nuestros sufrimientos, también los más profundos. Con la Cruz, Jesús se une al silencio de las víctimas de la violencia, que ya no pueden gritar, sobre todo los inocentes y los indefensos; con la Cruz, Jesús se une a las familias que se encuentran en dificultad, y que lloran la trágica pérdida de sus hijos, como en el caso de los doscientos cuarenta y dos jóvenes víctimas en el incendio en la ciudad de Santa María a principios de este año. Rezamos por ellos. Con la Cruz Jesús se une a todas las personas que sufren hambre, en un mundo que, por otro lado, se permite el lujo de tirar cada día toneladas de alimentos. Con la cruz, Jesús está junto a tantas madres y padres que sufren al ver a sus hijos víctimas de paraísos artificiales, como la droga. Con la Cruz, Jesús se une a quien es perseguido por su religión, por sus ideas, o simplemente por el color de su piel; en la Cruz, Jesús está junto a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticas porque ven el egoísmo y corrupción, o que han perdido su fe en la Iglesia, e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio. Cuánto hacen sufrir a Jesús nuestras incoherencia. En la Cruz de Cristo está el sufrimiento, el pecado del hombre, también el nuestro, y Él acoge todo con los brazos abiertos, carga sobre su espalda nuestras cruces y nos dice: ¡Ánimo! No la llevás vos solo. Yo la llevo contigo y yo he vencido a la muerte y he venido a darte esperanza, a darte vida".

Haciendo referencia a la segunda pregunta, ¿Qué deja la Cruz en cada uno de nosotros?, el Papa respondió que deja "un bien que nadie más nos puede dar: la certeza del amor fiel de Dios por nosotros. Un amor tan grande que entra en nuestro pecado y lo perdona, entra en nuestro sufrimiento y nos da fuerza para sobrellevarlo, entra también en la muerte para vencerla y salvarnos. En la Cruz de Cristo está todo el amor de Dios, está su inmensa misericordia. Y es un amor del que podemos fiarnos, en el que podemos creer. Queridos jóvenes, fiémonos de Jesús, confiemos en Él. Porque Él nunca defrauda a nadie. Sólo en Cristo muerto y resucitado encontramos la salvación y redención. Con Él, el mal, el sufrimiento y la muerte no tienen la última palabra, porque Él nos da esperanza y vida: ha transformado la Cruz de ser un instrumento de odio, y de derrota, y de muerte, en un signo de amor, de victoria, de triunfo y de vida".

Francisco destacó que "muchos rostros acompañaron a Jesús en el camino al Calvario: Pilatos, el Cireneo, María, las mujeres… Yo te pregunto hoy : ¿Como quien quieres ser. ¿Queréis ser como Pilatos, que no tiene la valentía de ir a contracorriente, para salvar la vida de Jesús, y se lava las manos? Decidme: ¿Eres de los que se lavan las manos, se hacen los distraídos y miran para otro lado, o eres como el Cireneo, que ayuda a Jesús a llevar aquel madero pesado, como María y las otras mujeres, que no tienen miedo de acompañar a Jesús hasta el final, con amor, con ternura. Y tú ¿como cuál de ellos quieres ser? ¿Como Pilatos, como el Cireneo, como María? Jesús te está mirando ahora y te dice: ¿Me quieres ayudar a llevar la Cruz? Hermano y hermana, con toda tu fuerza de joven ¿qué le contestas?" -preguntó el Papa al finalizar pidiendo a los jóvenes que lleven las alegrías, los sufrimientos o los fracasos a la Cruz de Cristo donde encontrarán "un Corazón abierto que nos comprende, nos perdona, nos ama y nos pide llevar este mismo amor a nuestra vida, amar a cada hermano o hermana nuestra con ese mismo amor".

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