Ciudad
del Vaticano, 8 junio 2013
(VIS).-La visita del Presidente de la República Italiana Giorgio
Napolitano al Papa Francisco “confirma una vez más.... la
normalidad y la excelencia de las relaciones entre Italia y la Santa
Sede” y el diálogo entre ambas “tiene como fin principal el bien
del pueblo italiano y como telón de fondo ideal su papel
históricamente único en Europa y en el mundo”.
Lo
ha dicho el Obispo de Roma esta mañana recibiendo por primera vez en
su pontificado al representante de la más alta institución de
Italia al que ha dado las gracias, como a todo el pueblo italiano por
la calurosa acogida que le han tributado y que la hecho sentirse “
como en mi propia casa”, ha afirmado el pontífice manifestando al
mismo tiempo el deseo de que Italia pueda ser siempre “una casa
acogedora para todos”.
El
Presidente Napolitano, el primer Jefe de Estado que visita
oficialmente al Papa Francisco, ha llegado al Vaticano poco antes de
las 11,00 acompañado por la ministra de Exteriores, Emma Bonino y
por el embajador de Italia ante la Santa Sede, Francesco Maria Greco.
A su llegada ha sido recibido por el Prefecto de la Casa Pontificia,
el arzobispo Georg Gänswein y un piquete de honor de la Guardia
Suiza le ha rendido honores en el Patio de San Dámaso. Tras un
coloquio privado con el Papa en la Sala del Tronetto, ambos se han
desplazado a la Biblioteca donde han pronunciado sendos discursos.
El
Papa ha recordado que tras una serie de acontecimientos a veces
problemáticos y dolorosos las relaciones entre la Santa Sede e
Italia se han desarrollado después de la Conciliación y la
inclusión de los Pactos Lateranenses en la Constitución italiana
colocándose en una nueva óptica después del Concilio Vaticano II
y el Acuerdo para la revisión del Concordato. “En Italia - ha
añadido- la cooperación entre la Iglesia y el Estado, apuntando
siempre a los intereses de las personas y la sociedad, se realiza en
la relación cotidiana entre las instancias civiles y las de la
comunidad católica, representadas por los obispos y sus órganos, y
de manera muy especial por Obispo de Roma. Así, esta primera visita
del Presidente al Papa se puede expresar con eficacia con la imagen
de las dos colinas, el Quirinal y el Vaticano, que se miran con
estima y simpatía”.
Después
el Santo Padre ha señalado que en 2013 se celebra el
XVII aniversario del Edicto de Milán (313) símbolo, para
muchos de la primera afirmación del principio de la libertad
religiosa observando que hace un siglo la conmemoración del Edicto
de Milán representó “una etapa en el proceso histórico que
favoreció la toma de conciencia y la contribución de los católicos
en la construcción de la sociedad italiana”. A pesar de todo, en
el mundo actual, “la libertad religiosa es más a menudo un
enunciado que un hecho... y los graves ultrajes infligidos a ese
derecho primario son fuente de seria preocupación “.
“Todos
los países deben estar de acuerdo - ha dicho el Papa al Presidente-
en reafirmar contra cualquier atentado la dignidad intangible de la
persona. Es deber común defender la libertad religiosa de todos y
promoverla y, en su tutela, subyace también la garantía de
crecimiento y de desarrollo para toda la comunidad”. A
continuación se ha referido a la “profunda y persistente” crisis
mundial que afecta también a Italia y que “acentúa los problemas
económicos y sociales, pesando sobre todo en la parte más débil
de la sociedad” y ha citado algunos fenómenos particularmente
preocupantes, como “el debilitamiento de los vínculos familiares y
sociales, la disminución de la población, la persistencia de
lógicas que favorecen el beneficio en detrimento del trabajo y la
atención insuficiente a las generaciones más jóvenes y a su
formación”.
“En
este difícil contexto es fundamental garantizar y desarrollar el
sistema general de las instituciones democráticas a las que en las
últimas décadas han contribuido de manera determinante, leal y
creativa, los católicos italianos. En un momento de crisis como el
actual es por lo tanto, urgente que crezca, sobre todo entre los
jóvenes, un nuevo compromiso político, y que los creyentes y no
creyentes colaboren juntos en la promoción de una sociedad en la que
se superen las injusticias y todas las personas contribuyan al bien
común ... La brecha entre la letra y el espíritu de las leyes y de
las instituciones democráticas debe reconocerse siempre y es
necesario el compromiso de todos para colmarla siempre de nuevo.
También nosotros, los católicos,
tenemos el deber de comprometernos cada vez más en un camino de
conversión espiritual para acercarnos al Evangelio que nos empuja a
un servicio concreto y eficaz a la persona y a la socieda”.
El
Papa ha concluido su discurso reiterando que también “en el ámbito
civil es cierto lo que la fe nos asegura: nunca debemos perder la
esperanza. ¡Cuántos ejemplos de esto nos han dado nuestros padres y
nuestros abuelos en sus tiempos, haciendo frente con gran valentía y
espíritu de sacrificio a pruebas muy duras!. Benedicto XVI ha
repetido en varias ocasiones que la actual crisis debe ser una
oportunidad para una renovación fraternal de las relaciones humanas.
Y el pueblo italiano, recordando su riquísima tradición cristiana
y los ejemplos de sus santos patronos Francisco de Asís y Catalina
de Siena.... puede y debe superar toda división y crecer en la
justicia y la paz, para seguir desempeñando su papel único en el
contexto europeo y en la familia de las naciones y
trabajar para crear una cultura del encuentro”.
Finalizado
el discurso del Pontífice, el Jefe de Estado italiano se ha
encontrado con el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, y
con el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede y, por
último se ha desplazado a la basílica vaticana donde ha visitado la
Capilla de la Piedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario