Ciudad
del Vaticano, 1 enero 2013 (VIS).-Al terminar la celebración de la
Santa Misa en la solemnidad de Santa María Madre de Dios, el Papa
Benedicto XVI se ha asomado a la ventana de su estudio, en el Palacio
Apostólico Vaticano, para rezar el Angelus con los fieles y
peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro. Antes del rezo de la
oración mariana, el Pontífice les ha dirigido unas palabras:
"Feliz
Año Nuevo a todos! En este primer día de 2013 me gustaría hacer
llegar a cada hombre y cada mujer del mundo la bendición de Dios. Lo
hago con la vieja fórmula contenida en la Sagrada Escritura: "El
Señor te bendiga y te guarde. El Señor haga brillar su rostro sobre
ti y te conceda su gracia. El Señor alce su rostro hacia ti y te
conceda la paz".
"Tal
como la luz y el calor del sol son una bendición para la tierra, así
la luz de Dios lo es para la humanidad, cuando Él hace resplandecer
sobre ella su rostro. ¡Y esto sucedió con el nacimiento de
Jesucristo! Dios ha hecho resplandecer su rostro para nosotros: al
principio de una manera muy humilde, escondido -en Belén, sólo
María y José y algunos pastores fueron testigos de esta
revelación-, pero poco a poco, al igual que el sol que del alba
llega al mediodía, la luz de Cristo ha crecido y extendido por todas
partes. Incluso en el breve tiempo de su vida terrena, Jesús de
Nazaret hizo resplandecer el rostro de Dios sobre la Tierra Santa, y
luego, a través de la Iglesia animada por su Espíritu, extendió a
todos los pueblos el Evangelio de la paz. "Gloria a Dios en las
alturas y paz en la tierra a los hombres en los que Él se
complace". Éste es el canto de los ángeles en la Navidad, y es
el canto de los cristianos bajo todos los cielos, un canto que de los
corazones y los labios pasa a gestos concretos, las acciones del amor
que construyen diálogo, comprensión y reconciliación".
"Por
esto, ocho días después de Navidad, cuando la Iglesia, como la
Virgen Madre María, muestra al mundo el recién nacido Niño Jesús,
Príncipe de la Paz, se celebra la Jornada Mundial de la Paz. Sí,
ese Niño, que es el Verbo de Dios hecho carne, vino a traer a los
hombres una paz que el mundo no puede dar. Su misión es derribar el
"muro que los separaba, la enemistad". Y cuando, a orillas
del Mar de Galilea, Él proclama su "Bienaventuranzas",
entre ellas está "Bienaventurados los pacificadores, porque
ellos serán llamados hijos de Dios". ¿Quiénes son los
operadores de paz? Son todos aquellos que, día a día, tratan de
vencer el mal con el bien, con la fuerza de la verdad, con las armas
de la oración y el perdón, con el trabajo honrado y bien hecho, con
la investigación científica al servicio de la vida, con las obras
de misericordia corporales y espirituales. Los operadores de paz son
muchos, pero no hacen ruido. Como la levadura en la masa, hacen
crecer la humanidad según el plan de Dios."
"En
este primer Ángelus del nuevo año, pidamos a la Santísima Virgen
María, Madre de Dios, que nos bendiga, como una mamá bendice a sus
hijos que deben partir para un viaje. Un año nuevo es como un viaje:
con la luz y la gracia de Dios, que sea un camino hacia la paz para
todas las personas y todas las familias, para todos los países y
para el mundo entero."
"El Señor te bendiga y te guarde. El Señor haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su gracia. El Señor alce su rostro hacia ti y te conceda la paz".
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