Ciudad
del Vaticano, 29 de diciembre 2012 (VIS).-Esta tarde en la Plaza de
San Pedro,ante más de 30.000 personas, Benedicto XVI ha rezado con
los participantes en el XXXV Encuentro europeo de los Jóvenes de
Taizé, que tiene lugar en la capital italiana. Numerosas familias
han hospedado a los jóvenes acudidos a Roma con esta ocasión. La
oración se ha desarrollado según las modalidades típicas de la
comunidad de Taizé. Después del saludo de Frère Alois, prior de
de Taizé, el Santo Padre ha dirigido un saludo a los jóvenes en
diversos idiomas.
“Habéis
llegado en gran número, procedentes de toda Europa y de otros
continentes, para rezar ante las tumbas de los apóstoles san Pedro y
san Pablo -ha dicho- (...) La fe que
motivaba a estos dos grandes apóstoles de Jesús es también la que
os ha puesto en camino. Durante el año que está a punto de
comenzar, os proponéis abrir las fuentes de la confianza en Dios
para vivir cada día. Me alegro de que así llevéis a cabo , la
intención del Año de la fe inaugurado en el mes de octubre”.
El
Papa ha recordado que hace algo más de setenta años Frére Roger
estableció la Comunidad de Taizé a la que acuden miles de jóvenes
de todo el mundo para “hallar el sentido de sus vidas”.
Precisamente para ayudarles en su “viaje hacia Cristo”, Frére
Roger instituyó la llamada “peregrinación de confianza en la
tierra”.
“Testigo
incansable del Evangelio de la paz y la reconciliación,
ardientemente comprometido en un ecumenismo de la santidad, Frére
Roger -ha subrayado el Santo Padre- impulsaba a todos los que pasaban
por Taizé a ser buscadores de comunión. Tendríamos que
inspirarnos en su ecumenismo vivido espiritualmente y dejarnos guiar
por su testimonio hacia un ecumenismo realmente interiorizado y
espiritualizado. Ojala que siguiendo su ejemplo, todos seáis
portadores de este mensaje de unidad. Os aseguro el compromiso
irrevocable de la Iglesia católica para seguir buscando los caminos
de la reconciliación que llevan a la unidad visible de los
cristianos. Y así, esta noche saludo con afecto especial aquellos
de vosotros que son ortodoxos o protestantes”.
“Hoy
Cristo os hace la pregunta que dirigió a sus discípulos: "¿Quién
soy yo para vosotros?” (...) y desea recibir de cada uno de
vosotros una respuesta que viene no de la obligación o del miedo,
sino de vuestra libertad profunda. Si respondéis a esta pregunta
vuestra vida encontrará su pleno sentido (...) La Palabra dice la
segunda carta de Pedro, es "como una antorcha que alumbra en
lugar oscuro", que hacéis muy bien en mirar “hasta que
despunte el día y el lucero de la mañana se encienda en vuestros
corazones" . Pero sabéis también que si ese lucero tiene que
encenderse es que no está siempre allí. A veces, el mal y el
sufrimiento de los inocentes os llevan a la duda y la confusión. Y
el sí a Cristo puede llegar a ser difícil. ¡Pero la duda no os
hace incrédulos! Jesús no rechazó al hombre del Evangelio, que
exclamaba: "¡Creo, Señor! Ayuda mi
incredulidad! “, ha concluido el Santo Padre.
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