Ciudad
del Vaticano, 27 de enero 2012 (VIS).-”Cada momento puede ser un
“hoy” propicio para nuestra conversión. Cada día puede ser el
“hoy” salvífico porque la salvación es historia que continúa
para la Iglesia y para cada discípulo de Cristo. Este es el sentido
cristiano del “carpe diem”: aprovecha el hoy en que Dios te llama
para darte la salvación”. Estas han sido las palabras que ha
dirigido el Papa a los fieles reunidos a mediodía en la Plaza de San
Pedro para rezar el Ángelus.
Como
es habitual, Benedicto XVI ha comentado las lecturas de la liturgia
dominical, especialmente el evangelio en que San Lucas habla de la
presencia de Jesús un sábado en la sinagoga de Nazaret. “Como
buen observante, el Señor no se sustrae al ritmo litúrgico semanal
y se une a la asamblea de sus compatriotas en la oración y en la
escucha de las Escrituras. El rito prevé la lectura de un texto de
la Torah o de los Profetas, seguido por un comentario. Ese día Jesús
se levantó para leer y encontró un pasaje del profeta Isaías que
inicia así: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha
consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a
los pobres (...), Finalizada la lectura Jesús dice: “Hoy se ha
cumplido este pasaje de la Escritura que acabáis de escuchar”. San
Cirilo de Alejandría afirma que el “hoy”, colocado entre la
primera y la última venida de Cristo, corresponde a la capacidad del
creyente de escuchar y arrepentirse. Pero, en sentido aún más
radical, Jesús mismo es el “hoy” de la salvación en la
historia, porque lleva a cumplimiento la plenitud de la redención”.
“Este
pasaje evangélico nos interpela “hoy” también a nosotros. En
primer lugar, nos hace pensar en nuestro modo de vivir el domingo:
día familiar y de descanso, pero todavía más, día que debemos
dedicar al Señor, participando en la Eucaristía, con la cual nos
nutrimos del Cuerpo y Sangre de Cristo y de su Palabra de vida. En
segundo lugar, en nuestro tiempo de dispersión y distracción, este
Evangelio nos invita a interrogarnos sobre nuestra capacidad de
escucha. Antes de poder hablar de Dios y con Dios, hay que
escucharlo, y la liturgia de la Iglesia es la “escuela” de esta
escucha del Señor que nos habla”.
Después
de rezar el Ángelus el Papa soltó en el cielo de Roma dos palomas
que le trajeron un niño y una niña pertenecientes a la Acción
Católica que concluye con la Caravana de la Paz en la Plaza de San
Pedro el mes de enero tradicionalmente dedicado a este tema.
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