Ciudad
del Vaticano, 29 septiembre 2012
(VIS).- Benedicto XVI se despidió el viernes, 28 de septiembre, por
la tarde,del personal del palacio apostólico y de las villas
pontificias de Castel Gandolfo donde, como todos los años, ha
transcurrido un período de descanso estival.
“Todo
pasa en este mundo- dijo el Santo Padre-. Todo lo que comienza,
incluso lo más positivo y bello, lleva consigo, inevitablemente su
conclusión. Lo mismo sucede con la temporada, serena y tranquila,
que he transcurrido aquí con vosotros, en el hermoso marco de Castel
Gandolfo donde, una vez más, he respirado un clima familiar y
cordial (...) Saludo con afecto a todo el personal y a sus familias”.
“El
mes de septiembre, que casi hemos dejado atrás, es siempre un tiempo
de reanudación, después de las vacaciones. Para vuestros hijos ha
comenzado la escuela; todos vosotros volvéis de nuevo a un trabajo
más intenso y asiduo. También en la Iglesia, para muchas
comunidades cristianas diseminadas por el mundo, este tiempo que Dios
Padre nos da es el de un nuevo año pastoral que inicia. Nos
acercamos a algunos eventos muy significativos, como la inminente
visita a Loreto, con la que quiero recordar el 50 aniversario de la
peregrinación del beato Juan XXIII a ese santuario mariano para
confiar a María el Concilio Ecuménico Vaticano II. Pienso también
en el sínodo de los obispos que reflexionará sobre la nueva
evangelización en el hoy del mundo y de la Iglesia; y, por último,
-en el 50 aniversario del inicio del concilio- en la apertura del
Año de la Fe, que he proclamado para ayudar a todos los seres
humanos a abrir de par en par su corazón y su vida a Jesús, el
Señor, y a la Palabra de salvación”.
“Confío,
por tanto, a vuestra oración -concluyó- estos momentos eclesiales
tan importantes que estamos llamados a vivir (...) Que la Virgen
María, Madre de la Iglesia y Madre nuestra, que invocaremos con
confianza en el próximo mes de octubre con el rezo diario del
Rosario os proteja siempre”.
Igualmente,
el sábado por la mañana, el Santo Padre saludó a las comunidades
religiosas y civiles de Castel Gandolfo y a sus representantes.
Benedicto XVI señaló que el período transcurrido en esa localidad
ha sido una ocasión para “el estudio, la oración y el descanso”
y recordó que en verano Castel Gandolfo “se confirma como una
'segunda sede' del obispo de Roma,que compite con la 'primera' en la
capacidad de acoger a los visitantes y peregrinos que acuden a rezar
el Ángelus dominical o a las audiencias generales de los miércoles”.
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