Ciudad
del Vaticano, 13 de mayo de 2012 (VIS).-Benedicto XVI se desplazó esta
mañana, en visita pastoral, a Arezzo en la región de Toscana. El Papa,
que fue acogido por el presidente del gobierno italiano, Mario Monti y
por las autoridades religiosas y civiles de la localidad celebró la
santa misa ante más de 30.000 personas en el parque del Prato, detrás de
la catedral aretina.
“La
primera lectura -dijo el pontífice en la homilía- nos ha presentado un
momento importante en el que se manifiesta la universalidad del mensaje
cristiano y de la Iglesia: san Pedro, en la casa de Cornelio, bautiza a
los primeros paganos. En el Antiguo Testamento, Dios había querido que
la bendición del pueblo hebreo no fuera exclusiva, sino que se
extendiese a todas las naciones”. Así, “el gesto de Pedro se convierte
en imagen de la Iglesia abierta a toda la humanidad. Siguiendo la gran
tradición de vuestra Iglesia y de vuestras comunidades sed testigos
auténticos del amor de Dios hacia todos”.
El
Papa, que había recordado a las grandes figuras de la Iglesia aretina,
desde San Donato al beato Gregorio X, sepulto en la catedral, exhortó a
los fieles del siglo XXI a seguir siendo “fermento en la sociedad y
cristianos coherentes”. “La ciudad de Arezzo, resume en su historia
milenaria, expresiones significativas de cultura y de valores -dijo-
Esta tierra, donde nacieron grandes personalidades del Renacimiento,
desde Petrarca hasta Vasari, ha tenido parte activa en la afirmación de
una concepción del ser humano que ha dejado huella en la historia de
Europa, haciendo hincapié en los valores cristianos. (...) En el
contexto de la Iglesia en Italia, comprometida en esta década en el tema
de la educación, debemos preguntarnos, sobre todo en esta región que es
patria del Renacimiento, qué visión del hombre proponemos a las nuevas
generaciones. La Palabra de Dios que hemos escuchado es una fuerte
invitación a vivir el amor de Dios hacia todos, y la cultura de estas
tierras cuenta, entre sus valores característicos, con la solidaridad,
la atención a los más débiles, el respeto de la dignidad de cada uno
(...) Ser solidarios con los pobres es reconocer el proyecto de Dios
Creador, que ha hecho de todos una sola familia”.
A
continuación, Benedicto XVI habló de la crisis económica, que se ha
cebado también en esa región. “La complejidad de los problemas -observó-
hace difícil individuar las soluciones más rápidas y eficaces para
salir de la situación actual, que golpea sobre todo los sectores más
débiles y preocupa mucho a los jóvenes. La atención a los demás, desde
siglos remotos, ha llevado a la Iglesia a demostrar su solidaridad
concreta a los que atraviesan por necesidades, compartiendo recursos,
promoviendo estilos de vida más esenciales, contrastando la cultura de
lo efímero, que ha engañado a tantos, y ha determinado una profunda
crisis espiritual. !Que esta Iglesia diocesana, enriquecida por el
testimonio luminoso del Pobrecillo de Asís, siga siendo atenta y
solidaria con quien se halla en la necesidad, pero que sepa también
educar a la superación de las lógicas puramente materialistas que, a
menudo ,marcan nuestro tiempo, y terminan por nublar el sentido de la
solidaridad y de la caridad!”.
“Testimoniar
el amor de Dios en la atención a los últimos se conjuga también con la
defensa de la vida, desde su primer instante hasta su fin natural. En
esta región el asegurar a todos dignidad, salud y derechos fundamentales
se considera, efectivamente, un bien irrenunciable. La defensa de la
familia, a través de leyes justas y capaces de tutelar también a los más
débiles, ha de constituir siempre un punto importante para mantener un
tejido social sólido y ofrecer perspectivas de esperanza para el futuro.
Como en la Edad Media los fueros de estas ciudades fueron una
herramienta para asegurar a muchos los derechos inalienables, también
hoy debe continuar el compromiso por promover una ciudad del rostro cada
vez más humano. La Iglesia brinda su contribución para que el amor de
Dios esté siempre acompañado por el amor al prójimo”, concluyó el
pontífice.
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