CIUDAD DEL VATICANO, 3 DIC 2011 (VIS).-El Santo Padre asistió el viernes por la tarde, en la sala Clementina del Palacio Apostólico, a la representación del “Oratorio Navideño de los Alpes”, del compositor bávaro Hans Berger. Seguidamente, tuvo lugar la proyección de la película “Del cielo a la tierra. Adviento y Navidad en los Alpes bávaros”, de Sigrid Esslinger, producida por la cadena televisiva Bayerischer Rundfunk, que ofreció ambas funciones al Pontífice.
Al término del evento, Benedicto XVI dio las gracias a los músicos, la directora de la película y los representantes de la televisión bávara por haber traído “algunas costumbres y un poco del sentido de la vida típicamente bávaros a la casa del Papa”.
“El Adviento es llamado en nuestra tierra ‘tiempo silencioso’ –continuó el Santo Padre-. (…) El silencio de la casa se transforma, por la fe, en espera del Señor, alegría por su presencia (…) Hoy el Adviento es a menudo todo lo contrario: tiempo de una actividad desenfrenada, se compra, se vende; los preparativos de la Navidad, de las grandes cenas (…) Pero, como habéis visto, las tradiciones populares de la fe no han desaparecido, sino que por el contrario han sido renovadas, profundizadas, actualizadas. Y así crean islas de silencio para el alma, islas de la fe, islas para el Señor en nuestro tiempo; esto me parece muy importante. (…) Debemos decir gracias a quienes hacen presente la realidad de la fe en nuestras casas, en nuestro tiempo”.
BXVI-ADVIENTO
Al término del evento, Benedicto XVI dio las gracias a los músicos, la directora de la película y los representantes de la televisión bávara por haber traído “algunas costumbres y un poco del sentido de la vida típicamente bávaros a la casa del Papa”.
“El Adviento es llamado en nuestra tierra ‘tiempo silencioso’ –continuó el Santo Padre-. (…) El silencio de la casa se transforma, por la fe, en espera del Señor, alegría por su presencia (…) Hoy el Adviento es a menudo todo lo contrario: tiempo de una actividad desenfrenada, se compra, se vende; los preparativos de la Navidad, de las grandes cenas (…) Pero, como habéis visto, las tradiciones populares de la fe no han desaparecido, sino que por el contrario han sido renovadas, profundizadas, actualizadas. Y así crean islas de silencio para el alma, islas de la fe, islas para el Señor en nuestro tiempo; esto me parece muy importante. (…) Debemos decir gracias a quienes hacen presente la realidad de la fe en nuestras casas, en nuestro tiempo”.
BXVI-ADVIENTO
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