Dirigiéndose a los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa dijo que “un joven o una chica que deja su familia de origen, los estudios o el trabajo para consagrarse a Dios (…) es un ejemplo vivo de respuesta radical a la vocación divina”.
“Esta es una de las experiencias más bellas que se hacen en la Iglesia: ver, tocar con la mano la acción del Señor en la vida de las personas; experimentar que Dios no es una entidad abstracta, sino una Realidad tan grande y fuerte como para llenar de una manera superabundante el corazón del hombre, une Persona viva y cercana, que nos ama y pide ser amada”.
Benedicto XVI subrayó que las exigencias en el seguimiento de Cristo “pueden parecer muy duras, pero en realidad expresan la novedad y la prioridad absoluta del Reino de Dios que se hace presente en la Persona misma de Jesucristo. Se trata en definitiva de aquella radicalidad que es debida al Amor de Dios, al cual Jesús mismo obedece primero”.
“Quien renuncia a todo, incluso a sí mismo, para seguir a Jesús, entra en una nueva dimensión de la libertad”, continuó. “¡Libertad y amor coinciden! Y al contrario, obedecer al propio egoísmo conduce a rivalidades y conflictos”.
El Santo Padre concluyó invitando a todos “a contemplar el misterio del Corazón divino-humano del Señor Jesús. (…) Quien fija su mirada en ese Corazón atravesado y siempre abierto por amor a nosotros, siente la verdad de esta invocación: “Sé tú, Señor, mi único bien”, y está listo para dejar todo por seguir al Señor”.
Tras el rezo del Ángelus, el Papa recordó que esta mañana en Líbano había sido proclamado beato Etienne Nehmé, en el siglo Joseph, religioso de la Orden Libanesa Maronita, que vivió en el Líbano entre finales del siglo XIX y la primera mitad del XX. “Me alegro de corazón con los hermanos y las hermanas libanesas y les confío con gran afecto a la protección del nuevo beato”.
“En este domingo que precede a la solemnidad de los Santos Pedro y Pablo –terminó-, se celebra en Italia y en otros países la Jornada de la Caridad del Papa. Expreso mi viva gratitud a quienes, con la oración y las ofrendas, sostienen la acción apostólica y caritativa del Sucesor de Pedro en favor de la Iglesia universal y de tantos hermanos cercanos y lejanos”.
ANG/ VIS 20100628 (450)
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