CIUDAD DEL VATICANO, 17 ABR 2010 (VIS).-Como es tradicional durante los viajes apostólicos, el Papa se encontró brevemente con los periodistas que le acompañaban en el avión rumbo a Malta este sábado por la tarde.
Benedicto XVI sintetizó las razones de su viaje a Malta. “El primer motivo –dijo- es san Pablo. Ha concluido el Año Paulino de la Iglesia universal, pero Malta festeja 1950 años del naufragio y ésta es para mí una ocasión para subrayar una vez más la gran figura del Apóstol de las gentes, con su mensaje importante, precisamente también para hoy. Creo que la esencia de su viaje se puede resumir con sus palabras al final de la Carta a los Gálatas: “La fe obra en la caridad”.
“Estas son también hoy la cosas importantes: la fe, la relación con Dios, que se transforma después en caridad. Pero pienso también que el motivo del naufragio nos interpela. Del naufragio surgió para Malta la suerte de tener la fe; de este modo podemos pensar también nosotros que los naufragios de la vida forman parte del proyecto de Dios para nosotros y pueden ser útiles para nuevos inicios de nuestra vida”.
“El segundo motivo -continuó- es que me gusta vivir en medio una Iglesia viva, como la de Malta, que es fecunda también hoy en vocaciones, llena de fe, en medio de nuestro tiempo, y que responde a los desafíos de nuestra época. Sé que Malta ama a Cristo y ama a su Iglesia, que es su Cuerpo, y sabe que, si bien este Cuerpo está herido por nuestros pecados, el Señor sin embargo ama a esta Iglesia, y su Evangelio es la verdadera fuerza que purifica y cura”.
Benedicto XVI subrayó que el tercer motivo responde a que “Malta es el punto en el que las corrientes de los refugiados llegan de África y llaman a la puerta de Europa. Este es un gran problema de nuestro tiempo y, naturalmente, no puede ser solucionado por la isla de Malta. Todos nosotros tenemos que responder a este desafío, trabajar para que todos puedan, en su tierra, vivir una vida digna y, por otra parte, hacer lo posible para que estos refugiados encuentren aquí donde llegan, un espacio de vida digna. Es una respuesta a un gran desafío de nuestro tiempo. Malta -concluyó- nos recuerda estos problemas y nos recuerda también que precisamente la fe es la fuerza que da caridad y, por tanto, también la fantasía para responder adecuadamente a estos desafíos”.
PV-MALTA/ VIS 20100418 (430)
Benedicto XVI sintetizó las razones de su viaje a Malta. “El primer motivo –dijo- es san Pablo. Ha concluido el Año Paulino de la Iglesia universal, pero Malta festeja 1950 años del naufragio y ésta es para mí una ocasión para subrayar una vez más la gran figura del Apóstol de las gentes, con su mensaje importante, precisamente también para hoy. Creo que la esencia de su viaje se puede resumir con sus palabras al final de la Carta a los Gálatas: “La fe obra en la caridad”.
“Estas son también hoy la cosas importantes: la fe, la relación con Dios, que se transforma después en caridad. Pero pienso también que el motivo del naufragio nos interpela. Del naufragio surgió para Malta la suerte de tener la fe; de este modo podemos pensar también nosotros que los naufragios de la vida forman parte del proyecto de Dios para nosotros y pueden ser útiles para nuevos inicios de nuestra vida”.
“El segundo motivo -continuó- es que me gusta vivir en medio una Iglesia viva, como la de Malta, que es fecunda también hoy en vocaciones, llena de fe, en medio de nuestro tiempo, y que responde a los desafíos de nuestra época. Sé que Malta ama a Cristo y ama a su Iglesia, que es su Cuerpo, y sabe que, si bien este Cuerpo está herido por nuestros pecados, el Señor sin embargo ama a esta Iglesia, y su Evangelio es la verdadera fuerza que purifica y cura”.
Benedicto XVI subrayó que el tercer motivo responde a que “Malta es el punto en el que las corrientes de los refugiados llegan de África y llaman a la puerta de Europa. Este es un gran problema de nuestro tiempo y, naturalmente, no puede ser solucionado por la isla de Malta. Todos nosotros tenemos que responder a este desafío, trabajar para que todos puedan, en su tierra, vivir una vida digna y, por otra parte, hacer lo posible para que estos refugiados encuentren aquí donde llegan, un espacio de vida digna. Es una respuesta a un gran desafío de nuestro tiempo. Malta -concluyó- nos recuerda estos problemas y nos recuerda también que precisamente la fe es la fuerza que da caridad y, por tanto, también la fantasía para responder adecuadamente a estos desafíos”.
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