Ciudad
del Vaticano, 26 enero 2014 (VIS).- Al finalizar la oración del
Ángelus, el Santo Padre recordó que se celebraba el día mundial de
los enfermos de lepra que “aunque en descenso, por desgracia, aún
afecta a muchas personas que se encuentran en situación de gran
miseria” y pidió rezar por todos los hermanos afectados.
Francisco
rezó por las violencias sucedidas en Ucrania y por el pequeño Cocó
Campolongo, el niño de tres años que fue quemado dentro de un coche
en Cassano all'Jonio.
Asimismo
el Papa recordó que en los próximos días millones de personas del
lejano Oriente, entre ellos chinos, coreanos y vietnamitas,
celebrarán el año nuevo lunar. A todos ellos deseó una celebración
llena de alegría y esperanza.
Antes
de saludar a todos los peregrinos presentes en la plaza, el Pontífice
dedicó unas palabras a María Cristina de Saboya, proclamada beata
el pasado sábado en Nápoles. “Mujer de profunda espiritualidad y
humildad, pudo soportar el sufrimiento de su pueblo, convirtiéndose
en una verdadera madre de los pobres -dijo-. Su extraordinario
ejemplo de caridad muestra que la vida buena del Evangelio es posible
en todos los ambientes y estatus sociales”.
Al
concluir, dos jóvenes de Acción Católica leyeron una mensaje de
paz al Papa, con motivo de la conclusión de la “Caravana de la
Paz”. Francisco seguidamente lanzó dos palomas desde la ventana de
su estudio como símbolo de paz.
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