Ciudad
del Vaticano, 12 de enero 2014 (VIS).-”A mi me gusta mucho bautizar
a los niños: me gusta tanto... Cada niño que nace es un don de
alegría y esperanza, y cada niño que es bautizado es un prodigio de
la fe y una fiesta para la familia de Dios”, ha dicho el Papa
Francisco tras asomarse a la ventana de su estudio para rezar el
Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, poco
después de haber bautizado a 32 niños en la Capilla Sixtina en la
festividad del Bautismo de Jesús.
“La
página del Evangelio de hoy subraya que cuando Jesús recibió el
bautismo de Juan en el río Jordán, se abrieron para Él los cielos
-ha explicado Francisco- La manifestación del Hijo de Dios en la
tierra señala el comienzo del gran tiempo de la misericordia,
después de que el pecado cerrase los cielos, alzando como una
barrera entre el ser humano y su Creador... Dios nos da en Cristo la
garantía de un amor indestructible. Desde cuando el Verbo es hizo
carne es posible ver los cielos abiertos. Así fue para los
pastores de Belén, para los Magos de Oriente, para el Bautista, para
los Apóstoles de Jesús, para San Esteban, el primer mártir...Y es
posible también para cada uno de nosotros, si nos dejamos llenar
por el amor de Dios, que se nos da primera vez en el Bautismo, por
medio del Espíritu Santo”.
“Cuando
Jesús recibió el bautismo de penitencia de Juan el Bautista,
solidarizando con el pueblo penitente – Él sin pecado y sin
necesidad de conversión - Dios Padre hizo escuchar su voz desde
cielo... Jesús recibe la aprobación del Padre celeste, que lo mandó
para que aceptase compartir nuestra condición, nuestra pobreza.
Compartir es el verdadero modo de amar. Jesús no se separa de
nosotros, nos considera hermanos y comparte con nosotros. Y así nos
hace hijos, junto con Él, de Dios Padre. Ésta es la revelación y
la fuente del verdadero amor”.
“¿No
os parece -se ha interrogado el Santo Padre- que en nuestro tiempo
haya necesidad de un suplemento de comunión fraterna y de amor? ¿No
os parece que todos necesitamos un suplemento de caridad? No de la
que se conforma con la ayuda ocasional que no involucra, no pone en
juego, sino de esa caridad que comparte, que se hace cargo del
malestar y del sufrimiento del hermano”.
“Pidamos
a la Virgen Santa -ha concluido- que nos sostenga con su intercesión
en nuestro compromiso de seguir a Cristo por el camino de la fe y de
la caridad, el camino trazado por nuestro Bautismo”
Después
del Ángelus el Papa dedicó unas palabras a los padres que están
preparando el bautismo de uno de sus hijos, uniéndose a su alegría
e invitándoles a “volver a descubrir la belleza de la fe y a
regresar de una forma nueva a los Sacramentos y a la comunidad”
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