Ciudad
del Vaticano, 18 de mayo 2013 (VIS).-En el ámbito del Año de la Fe
hoy y mañana se dan cita en Roma los movimientos de las nuevas
comunidades, asociaciones y agregaciones laicas que reflexionan sobre
el tema “Creo. Aumenta mi fe”. Más de 120.000 personas llenaban
esta tarde la Plaza de San Pedro a la que el Papa ha llegado a las
17,30 y donde, después de saludar a los peregrinos, ha dado inicio a
la Vigilia de Pentecostés.
Después
del saludo del arzobispo Rino Fisichella, Presidente del Pontificio
Consejo para la Nueva Evangelización, ha tenido lugar la
entronización de la imagen de María “Salus Populi Romani”,
llevada en procesión al centro de la Plaza. Después de una serie de
lecturas, cantos y testimonios, el Papa Francisco ha respondido a
cuatro preguntas planteadas por representantes de los movimientos.
Las publicamos a continuación, junto con un resumen de las
respuestas del Santo Padre.
“¿Cómo
ha alcanzado en su vida la certeza de la fe y que camino nos indica
para vender la fragilidad de la fe?”, ha sido la primera pregunta.
R.-
“He tenido la gracia de crecer en una familia en que la fe se vivía
de forma simple y concreta... El primer anuncio en casa, con la
familia. Y esto me hace pensar en el amor de tantas madres y abuelas
en la transmisión de la fe... No encontramos la fe en lo abstracto;
no. Es siempre una persona que predica, que nos dice quien es Jesús,
que nos transmite la fe y nos da el primer anuncio... Pero hay un día
muy importante: el 21 de septiembre de 1953, Tenía casi 17 años.
Era el Día del Estudiante... Antes de ir a la fiesta pasé por la
parroquia y encontré un sacerdote que no conocía y sentí la
necesidad de confesarme,, Después de la confesión sentí que algo
había cambiado. Yo no era el mismo,,. Había sentido como una voz,
una llamada; estaba convencido de que tenía ser sacerdote. Esta
experiencia de la fe es importante, Decimos que tenemos que buscar a
Dios, ir a pedirle perdón; pero cuando vamos ya nos está esperando.
El llega antes... Y esto te deja estupefacto,,, y así va creciendo
la fe. Con el encuentro con una persona, con el Señor... Respecto a
la fragilidad; el enemigo más fuerte es el miedo...No tengáis
miedo... Somos frágiles y lo sabemos... Pero El es más fuerte... Si
vas con Él no hay problema. Un niño es fragilísimo pero si está
con su padre y su madre está seguro... Con el Señor estamos
seguros... La fe crece con el Señor, yendo de su mano”.
La
segunda pregunta ha sido sobre el reto de la evangelización y qué
debían hacer los movimientos para poner en práctica la tarea a la
que habían sido llamados.
R.-
“Diré solo tres palabras... La primera es Jesús... Si vamos
adelante con la organización, con otras cosas, incluso bellas, pero
sin Jesús, no funcionamos...Jesús es lo más importante... La
segunda palabra es la oración. Mirar el rostro de Dios pero sobre
todo ... sentirse mirados... Y tercera el testimonio... La
comunicación de la fe se puede efectuar solo con el testimonio y
este es el amor. No con nuestras ideas, sino con el evangelio vivido
en la existencia propia... No hablar tanto, sino hablar con toda la
vida... la coherencia de vida... que es vivir el cristianismo como un
encuentro con Jesús que me lleva a los demás y no como un hecho
social... Socialmente somos así... somos cristianos, encerrados en
nosotros.. ¡No , así, no! El testimonio es lo que cuenta.”.
La
tercera pregunta ha sido cómo vivir una Iglesia pobre y para los
pobres.
R.-
“Antes que nada, vivir el Evangelio es la primera aportación que
podemos dar. La Iglesia no es un movimiento político, ni una
estructura bien organizada; no es esto...La Iglesia es la sal de la
tierra, es luz del mundo; está llamada a hacer presente en la
sociedad la levadura del Reino de Dios y lo hace en primer lugar con
su testimonio, el testimonio del amor fraterno, de la solidaridad...
Cuando se oye decir que la solidaridad no es un valor, sino una
“actitud primaria” que debe desaparecer,,,algo no funciona... Los
momentos de crisis, como el actual, no consisten sólo en una crisis
económica o cultural, Se trata de una crisis del ser humano,,.Lo que
puede ser destruido es el ser humano... Pero el hombre es imagen de
Dios... En estos momentos de crisis no podemos preocuparnos solo por
nosotros mismos, encerrarnos en la soledad, en el desaliento... Por
favor, no os encerréis.. Es un peligro; nos encerramos en la
parroquia, con los amigos, en el movimiento, con los que piensan como
nosotros.. Pero ¿sabéis que pasa? Cuando la Iglesia se encierra,
enferma... La Iglesia debe salir de sí misma.. ¿Hacia dónde? Hacia
las periferias existenciales, cualesquiera que sean, pero salir... La
fe es un encuentro con Jesús y nosotros tenemos que hacer lo mismo
que Jesús: encontrar a los demás... Tenemos que salir a su
encuentro y crear con nuestra fe una “cultura del encuentro”...
en la que podamos hablar también con los que no piensan como
nosotros... incluso con los que tienen otra fe... Todos tienen algo
en común con nosotros: son imágenes e hijos de Dios... Salir al
encuentro sin negociar nuestra pertenencia. Y hay otro punto
importante: con los pobres... Si salimos de nosotros mismos
encontramos la pobreza.. Hoy pensar que tantos niños no tienen qué
comer no es noticia y esto es grave... No podemos quedarnos
tranquilos...No podemos ser cristianos almidonados, esos cristianos
tan educados, que discuten de teología mientras toman el te,
tranquilamente... ¡No! Tenemos que ser cristianos valientes e ir a
buscar a aquellos que son la carne de Cristo... La pobreza, para
nosotros, los cristianos, no es una categoría sociológica o
filosófica o cultural; es una categoría teologal. Podría decir que
es la primera categoría, porque ese Dios, el Hijo de Dios, se
rebajó, se hizo pobre para recorrer con nosotros el camino. Esta es
nuestra pobreza: la pobreza de la carne de Cristo, la pobreza que nos
trajo el Hijo de Dios con su encarnación”.
La
última pregunta ha sido : “¿Cómo ayudar a nuestros hermanos si
se puede hacer poco para cambiar su contexto político-social?”.
R.-
“Para anunciar el Evangelio son necesarias dos virtudes: el valor y
la paciencia. Los cristianos que sufren están en la Iglesia de la
paciencia. Sufren y hoy hay más mártires que en los primeros siglos
de la Iglesia... Hay que precisar que muchos veces los conflictos no
tienen un origen religioso; a menudo hay otras causas, de tipo social
o político y, desgraciadamente, la pertenencia religiosa se utiliza
como gasolina encima del fuego. Un cristiano debe saber responder al
mal con el bien, aunque a menudo sea difícil. Intentemos conseguir
que estos hermanos y hermanas nuestros sientan que estamos
profundamente unidos a ellos... que sabemos que son cristianos
“entrados en la paciencia”. Cuando Jesús va al encuentro de la
Pasión entra en la paciencia... Ellos experimentan el límite...
entre la vida y la muerte. Y también para nosotros; esta experiencia
tiene que llevarnos a promover la libertad religiosa para todos. Todo
hombre y toda mujer deben ser libres en su propia confesión
religiosa, cualquiera que ésta sea, ¿Por qué? Porque ese hombre y
esa mujer son hijos de Dios”.
La Vigilia ha concluido con la profesión de fe, las invocaciones de oración y el canto del Regina Coeli
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