Ciudad
del Vaticano, 30 mayo 2012
(VIS).- “L'Osservatore Romano” publica hoy una entrevista con el
arzobispo Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado, sobre
el asunto de las cartas robadas al Papa, presuntamente por su ayuda
de cámara.
El
arzobispo Becciu afirma que ha visto al Santo Padre “dolido,
porque, por lo que ha podido verse hasta ahora, alguien cercano a él
parece responsable de comportamientos injustificables desde cualquier
punto de vista. Cierto, en el Papa prevalece la piedad por la persona
implicada. Pero queda el hecho de que ha sufrido una acción brutal:
Benedicto XVI ha visto publicadas cartas robadas de su casa, cartas
que no son simple correspondencia privada, sino informaciones,
reflexiones, manifestaciones de conciencia, incluso desahogos que ha
recibido únicamente en razón de su ministerio. También por eso el
Pontífice está particularmente dolido, por la violencia que han
sufrido los autores de las cartas o los escritos dirigidos a él”.
A
juicio del sustituto de la Secretaría de Estado, la publicación de
estos documentos es “un acto inmoral de inaudita gravedad. Sobre
todo porque no se trata únicamente de una violación, ya en sí
misma gravísima, de la reserva a la que cualquiera tiene derecho,
sino también de un vil ultraje a la relación de confianza entre
Benedicto XVI y quien se dirige a él, también para expresar en
conciencia una protesta. No se han robado simplemente algunas cartas
al Papa, se ha violentado la conciencia de quien se ha dirigido a él
como al Vicario de Cristo, y se ha atentado al ministerio del Sucesor
del Apóstol Pedro”.
Para
el arzobispo Becciu, no se puede tratar de justificar la publicación
de las cartas con una pretensión de transparencia y reforma de la
Iglesia: no es lícito robar ni aceptar lo que otros han robado. “Son
principios simples, quizá demasiado simples para algunos, pero lo
cierto es que cuando alguien los abandona, se pierde fácilmente y
lleva también a los demás a la ruina. No puede haber renovación
que pisotee la ley moral, quizá basándose en que el fin justifica
los medios, un principio que además no es cristiano”.
Una
parte de los artículos publicados por la prensa en estos días
insiste en que las cartas robadas revelan un mundo turbio dentro de
los muros del Vaticano. Mons. Angelo Becciu observa al respecto que
“por una parte, acusan a la Iglesia de gobernar de modo
absolutista; por otra, se escandalizan de que algunos, escribiendo al
Papa, expresen ideas o quejas sobre la organización del gobierno
mismo. Los documentos publicados no revelan luchas o venganzas, sino
esa libertad de pensamiento que, en cambio, se dice que la Iglesia no
permite. (…) Los diversos puntos de vista, incluso las valoraciones
contrastantes, son más bien normales. Si alguien se siente
incomprendido, tiene todo el derecho de dirigirse al Pontífice.
¿Dónde está el escándalo? Obediencia no significa renunciar a
tener un juicio propio, sino manifestar con sinceridad y hasta el
fondo el propio parecer, para luego aceptar la decisión del
superior. Y no por cálculo, sino por adhesión a la Iglesia querida
por Cristo”.
Respecto
a la imagen del Vaticano que se está transmitiendo estos días, el
arzobispo afirma que siente mucho que esté tan deformada, pero que
“ello nos debe hacer reflexionar y estimularnos a todos nosotros a
esforzarnos a fondo para hacer que se vea una vida más conforme con
el Evangelio”.
Para
terminar, el arzobispo desea decir a los católicos que “en el Papa
no ha disminuido la serenidad que lo lleva a gobernar la Iglesia con
determinación y clarividencia. (…) Hagamos nuestra la parábola
evangélica que el Papa Benedicto ha recordado hace pocos días: el
viento se abate sobre la casa, pero ésta no se derrumbará. El Señor
la sostiene y no habrá tempestades que puedan abatirla”.
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