CIUDAD DEL VATICANO, 26 FEB 2011 (VIS).-Hoy se ha hecho pública una carta del Papa dirigida a Su Beatitud el cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, con motivo de la aceptación de la renuncia a su cargo del patriarca de Antioquia de los Maronitas (Líbano).
El Santo Padre escribe que “el año consagrado al 1600 aniversario de la muerte de San Marón llega a su conclusión: la Iglesia Maronita ha vivido un tiempo de gracia en este jubileo excepcional. También ha supuesto la coronación de su servicio para la mayor gloria de Dios y el bien de todos sus fieles”.
“Durante cerca de veinticinco años -escribe Benedicto XVI-, usted trabajó con sus dos predecesores en la Sede de Antioquia, antes de ser elegido por el Sínodo para sucederles el 19 de abril de 1986. (…) Inició su noble ministerio de Patriarca de Antioquia de los Maronitas en la tormenta de la guerra que ensangrentó el Líbano durante demasiados años. Con el ardiente deseo de paz para su país, condujo a esta Iglesia y viajó por el mundo para consolar al pueblo obligado a emigrar. Por fin, la paz llegó, siempre frágil, pero siempre actual”.
El Papa recuerda la visita de Juan Pablo II a Beirut en 1997, para firmar la exhortación apostólica post-sinodal “Una nueva esperanza para el Líbano”, “que marcó nuevamente el vínculo constante de su Iglesia con el Sucesor de Pedro” y la participación del patriarca al Sínodo extraordinario para Oriente Medio, en octubre de 2010, como presidente delegado “ad honorem”.
“Ha decidido renunciar a su cargo de Patriarca de Antioquia de los Maronitas en esta circunstancia tan especial. Ahora acojo su decisión libre y magnánima, como expresión de gran humildad y de profundo desprendimiento. Estoy seguro -concluye- de que siempre acompañará el camino de la Iglesia Maronita con la oración, los sabios consejos y el sacrificio”.
BXVI-CARTA/ VIS 20110228 (310)
El Santo Padre escribe que “el año consagrado al 1600 aniversario de la muerte de San Marón llega a su conclusión: la Iglesia Maronita ha vivido un tiempo de gracia en este jubileo excepcional. También ha supuesto la coronación de su servicio para la mayor gloria de Dios y el bien de todos sus fieles”.
“Durante cerca de veinticinco años -escribe Benedicto XVI-, usted trabajó con sus dos predecesores en la Sede de Antioquia, antes de ser elegido por el Sínodo para sucederles el 19 de abril de 1986. (…) Inició su noble ministerio de Patriarca de Antioquia de los Maronitas en la tormenta de la guerra que ensangrentó el Líbano durante demasiados años. Con el ardiente deseo de paz para su país, condujo a esta Iglesia y viajó por el mundo para consolar al pueblo obligado a emigrar. Por fin, la paz llegó, siempre frágil, pero siempre actual”.
El Papa recuerda la visita de Juan Pablo II a Beirut en 1997, para firmar la exhortación apostólica post-sinodal “Una nueva esperanza para el Líbano”, “que marcó nuevamente el vínculo constante de su Iglesia con el Sucesor de Pedro” y la participación del patriarca al Sínodo extraordinario para Oriente Medio, en octubre de 2010, como presidente delegado “ad honorem”.
“Ha decidido renunciar a su cargo de Patriarca de Antioquia de los Maronitas en esta circunstancia tan especial. Ahora acojo su decisión libre y magnánima, como expresión de gran humildad y de profundo desprendimiento. Estoy seguro -concluye- de que siempre acompañará el camino de la Iglesia Maronita con la oración, los sabios consejos y el sacrificio”.
BXVI-CARTA/ VIS 20110228 (310)
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