CIUDAD DEL VATICANO, 29 ENE 2011 (VIS).-Con motivo de la LVIII Jornada mundial de los enfermos de lepra, que se celebra el 30 de enero, el arzobispo Zigmunt Zimowski, presidente del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios, ha escrito un mensaje que lleva por título: “Unir nuestros esfuerzos para expresar mejor la justicia y el amor a los enfermos de lepra”.
Esta jornada mundial, escribe monseñor Zimowski, es una ocasión “para agradecer el compromiso de millones de profesionales y voluntarios del mundo de la salud, de la sociedad, de la política y de la información, que han ayudado y ayudan a los leprosos”. En este contexto, extiende un agradecimiento especial a la Fundación Raoul Follereau, que dentro de dos años celebrará el 60 aniversario de su institución.
“La lepra, tras la aplicación de terapias farmacológicas eficaces se ha reducido significativamente, pero sigue provocando sufrimiento, discapacidad y exclusión social. A su alrededor prosperan la ignorancia, la desigualdad y la discriminación que, a su vez, contribuyen a propagar su difusión. (…) Sigue siendo dramática la escasez de estructuras para el diagnóstico precoz de la infección y para la reinserción social y laboral de las personas curadas, pero ahora mutiladas por el bacilo de Hansen. Además, es necesaria una mayor educación de las comunidades y poblaciones para que se comprenda que quien ha sido curado ya no supone una amenaza de infección para los demás y que debe ser ayudado en la reincorporación en la sociedad”.
Citando el mensaje del Papa a la XXV Conferencia Internacional del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios, el presidente del dicasterio señala que “también en el campo de la salud, parte integrante de la existencia de cada persona y del bien común, es importante instaurar una verdadera justicia distributiva que garantice tratamientos adecuados a todos, basándose en las necesidades objetivas. Por consiguiente, el mundo de la salud no puede eludir las reglas morales que deben gobernarlo para que no llegue a ser inhumano”.
En la vigilia de la Jornada dedicada a la lucha contra la lepra, el arzobispo Zimowski recuerda también la contribución de tantos en la Iglesia “que se han comprometido hasta llegar en muchos casos a sacrificar la propia vida por las víctimas del morbo de Hansen”: el cardenal canadiense Paul-Emile Leger, el sacerdote belga San Damián de Veuster y el beato polaco, Jan Beyzym, S.I.
CON-AVA/ VIS 20110131 (400)
Esta jornada mundial, escribe monseñor Zimowski, es una ocasión “para agradecer el compromiso de millones de profesionales y voluntarios del mundo de la salud, de la sociedad, de la política y de la información, que han ayudado y ayudan a los leprosos”. En este contexto, extiende un agradecimiento especial a la Fundación Raoul Follereau, que dentro de dos años celebrará el 60 aniversario de su institución.
“La lepra, tras la aplicación de terapias farmacológicas eficaces se ha reducido significativamente, pero sigue provocando sufrimiento, discapacidad y exclusión social. A su alrededor prosperan la ignorancia, la desigualdad y la discriminación que, a su vez, contribuyen a propagar su difusión. (…) Sigue siendo dramática la escasez de estructuras para el diagnóstico precoz de la infección y para la reinserción social y laboral de las personas curadas, pero ahora mutiladas por el bacilo de Hansen. Además, es necesaria una mayor educación de las comunidades y poblaciones para que se comprenda que quien ha sido curado ya no supone una amenaza de infección para los demás y que debe ser ayudado en la reincorporación en la sociedad”.
Citando el mensaje del Papa a la XXV Conferencia Internacional del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios, el presidente del dicasterio señala que “también en el campo de la salud, parte integrante de la existencia de cada persona y del bien común, es importante instaurar una verdadera justicia distributiva que garantice tratamientos adecuados a todos, basándose en las necesidades objetivas. Por consiguiente, el mundo de la salud no puede eludir las reglas morales que deben gobernarlo para que no llegue a ser inhumano”.
En la vigilia de la Jornada dedicada a la lucha contra la lepra, el arzobispo Zimowski recuerda también la contribución de tantos en la Iglesia “que se han comprometido hasta llegar en muchos casos a sacrificar la propia vida por las víctimas del morbo de Hansen”: el cardenal canadiense Paul-Emile Leger, el sacerdote belga San Damián de Veuster y el beato polaco, Jan Beyzym, S.I.
CON-AVA/ VIS 20110131 (400)
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