CIUDAD DEL VATICANO, 4 NOV 2007 (VIS).-Este mediodía, antes del rezo del Angelus, el Papa se dirigió a miles de personas que abarrotaban la Plaza de San Pedro.
El Santo Padre habló del encuentro de Jesús con Zaqueo, del que habla el Evangelio de la misa de hoy. Tras recordar que era un hombre rico cuyo oficio era el de "publicano", recordó que por este motivo era considerado públicamente un pecador, y sin embargo, quería ver a Jesús en Jericó.
"Jesús llama por su nombre a un hombre despreciado por todos. (...) La gracia de aquel encuentro imprevisible fue tal que cambió completamente la vida de Zaqueo", subrayó el Papa.
"El Evangelio nos dice una vez más que el amor, partiendo del corazón de Dios y actuando a través del corazón del hombre, es la fuerza que renueva el mundo".
Benedicto XVI afirmó que "esta verdad brilla de manera singular en el testimonio del santo del que hoy se hace memoria: Carlos Borromeo, arzobispo de Milán. Su figura destaca en el siglo XVI como modelo de pastor ejemplar por caridad, doctrina, celo apostólico y sobre todo, por la oración".
"Se dedicó por completo a la Iglesia ambrosiana: la visitó a lo largo y ancho tres veces; convocó seis sínodos provinciales y once diocesanos; fundó seminarios para formar una nueva generación de sacerdotes; construyó hospitales y destinó las riquezas de familia al servicio de los pobres; defendió los derechos de la Iglesia contra los poderosos; renovó la vida religiosa e instituyó una nueva Congregación de sacerdotes seculares, los Oblatos. (...) Su lema consistía en una sola palabra: "Humilitas". La humildad le impulsó, como el Señor Jesús, a renunciar a sí mismo para hacerse siervo de todos".
El Papa recordó en modo especial a su predecesor Juan Pablo II, "que llevaba con devoción su nombre", dijo. "Confiamos a la intercesión de San Carlos a todos los obispos del mundo, para los cuales invocamos como siempre la celeste protección de María Santísima, Madre de la Iglesia".
Después del Angelus, el Santo Padre manifestó su preocupación por las noticias sobre la situación en la región de confín entre Turquía e Irak. "Deseo alentar todos los esfuerzos para que se alcance una solución pacífica de los problemas que recientemente han surgido entre Turquía y el Kurdistán iraquí".
"No puedo olvidar -continuó- que en aquella región numerosas poblaciones han encontrado un refugio para huir de la inseguridad y del terrorismo que han dificultado la vida en Irak en estos años. Precisamente, por el bien de aquellas poblaciones, que incluyen también a numerosos cristianos, espero que todas las partes hagan lo posible para favorecer soluciones de paz".
Benedicto XVI terminó expresando el deseo de que "las relaciones entre poblaciones inmigrantes y poblaciones locales se desarrollen en el espíritu de la elevada civilización moral que es fruto de los valores espirituales y culturales de todo pueblo y país. Que quien tiene la responsabilidad de la seguridad y la acogida sepa hacer uso de los medios adecuados para garantizar los derechos y deberes que están en la base de toda verdadera convivencia y encuentro entre los pueblos".
ANG/IRAK:KURDISTAN/... VIS 20071105 (520)
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