CIUDAD DEL VATICANO, 4 DIC 2004 (VIS).-El Papa recibió esta mañana a 22 prelados de las provincias eclesiásticas de Louisville, Mobile y New Orleans, en Estados Unidos, al final de su visita "ad limina". En el discurso que les dirigió Juan Pablo II habló sobre todo de "algunos aspectos de la relación con los laicos".
El Santo Padre, citando la exhortación apostólica "Christifideles laici", dijo: "Todos los obispos deben reconocer 'el puesto original e irremplazable' de los laicos en la misión de la Iglesia y capacitarles para llevar a cabo el apostolado propio de su condición. (...) Una clara prioridad pastoral del obispo es ayudar a los laicos a comprender y abrazar el 'munus regale' que han recibido mediante su incorporación al bautismo de Cristo".
"Por lo tanto -dijo Juan Pablo II-, los laicos deben ser alentados, mediante una sólida catequesis y una formación continua, a reconocer la dignidad distintiva y la misión que han recibido en el Bautismo y a incorporar a todas sus actividades diarias 'esa unidad de vida que en el Evangelio encuentra inspiración y fuerza para realizarse en plenitud'. Esto significa que los laicos 'han de aprender a distinguir cuidadosamente entre los derechos y deberes que tienen como miembros de la Iglesia y los que les corresponden como miembros de la sociedad humana. Deben esforzarse en integrarlos en buena armonía, recordando que en cualquier cuestión temporal han de guiarse por la conciencia cristiana. En efecto, ninguna actividad humana, ni siquiera en los asuntos temporales, puede sustraerse a la soberanía de Dios'", como se lee en la "Lumen Gentium".
El Papa subrayó que "una reafirmación clara y autorizada de estos principios fundamentales del apostolado de los laicos contribuirá a superar los graves problemas pastorales creados por la creciente errada comprensión de la obligación de la Iglesia de recordar a los fieles el deber de conciencia de actuar de acuerdo con su enseñanzas. Urge una catequesis sistemática del apostolado de los laicos que subraye necesariamente la importancia de una conciencia rectamente formada, la relación intrínseca entre libertad y verdad moral y el grave deber que incumbe a cada cristiano de trabajar para renovar y perfeccionar el orden temporal de acuerdo con los valores del Reino de Dios. Respetando completamente la separación legítima del Estado y la Iglesia en la vida americana, esa catequesis debe dejar también claro que no puede haber separación entre lo que se cree y lo que se practica y el compromiso de participar plena y responsablemente en la vida profesional, política y cultural".
"Fomentad entre los laicos -dijo el Santo Padre a los obispos- un sentimiento de responsabilidad compartida en la vida y la misión de la Iglesia" que "cuando se enraiza en los principios de una sólida eclesiología" garantizará la colaboración genuina "sin peligro de distorsionar esta relación con la importación acrítica de categorías y estructuras propias de la vida secular".
Juan Pablo II acabó dirigiendo unas palabras especiales de aprecio y gratitud a los jóvenes, a los matrimonios y a los "innumerables hombres y mujeres que cada día se esfuerzan por llevar la luz del Evangelio a sus hogares, a su lugar de trabajo y a toda la sociedad".
AL/OBISPOS:LAICOS/EE.UU. VIS 20041206 (540)
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