CIUDAD DEL VATICANO, 26 OCT 2004 (VIS).-El cardenal Stephen Fumio Hamao, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, inauguró ayer en el Vaticano el Primer Encuentro Internacional de Pastoral para los Niños de la Calle, promovido por su dicasterio, que se clausura esta tarde.
"Nuestro objetivo -dijo- es dar visibilidad a todas las fuerzas institucionales y privadas, a las asociaciones y organizaciones no gubernamentales, a los voluntarios y a los grupos comprometidos en ayudar a cada uno de los pequeños marginados".
Los participantes, que proceden de varios continentes, reflexionan sobre la situación dramática de estos niños con el fin de encontrar una respuesta pastoral, en sentido amplio, al problema que deben afrontar.
El arzobispo Agostino Marchetto, secretario del dicasterio, habló esta mañana sobre "La pastoral de acogida a favor de los niños de la calle". Cien millones de niños (según un informe de Amnistía Internacional) o incluso (ciento cincuenta para la Organización Internacional del Trabajo), recordó, viven en las aceras de las ciudades del sur del mundo. Hay 45 millones en América Latina, 10 en Africa, 40 en Asia; en Europa la mayoría se concentran en los países del Este. "Son víctimas de la disgregación familiar, de la urbanización descontrolada, de las migraciones y de las numerosas guerras de nuestros días".
"Los niños de la calle -dijo- llegan a los brazos de esta 'madre-madrastra' la calle, con la ilusión, al menos momentánea, de haber encontrado una 'isla' de salvación que no existe, en la que gustar un poco de libertad, de grandes emociones, con el uso del alcohol o la droga, con trasgresiones".
El arzobispo Marchetto señaló que lo importante es tratar de entender por qué el niño acaba en la calle, para encontrar una solución al problema. "Existen elementos familiares desestabilizadores (muerte, divorcio, nuevo matrimonio, conflictos, tensiones) y hay que identificar los factores de disolución de las relaciones del niño con la familia". Una respuesta, dijo, podría ser ofrecer acogida al niño o al grupo de niños, que incluya una dimensión educativa, formativa y social para su reinserción. En este sentido, terminó apuntando la necesidad de cancelar las barreras de rechazo con la familia para que vuelva a ella y la escolarización.
CON-SM/NIÑOS CALLE/HAMAO:MARCHETTO VIS 20041026 (380)
"Nuestro objetivo -dijo- es dar visibilidad a todas las fuerzas institucionales y privadas, a las asociaciones y organizaciones no gubernamentales, a los voluntarios y a los grupos comprometidos en ayudar a cada uno de los pequeños marginados".
Los participantes, que proceden de varios continentes, reflexionan sobre la situación dramática de estos niños con el fin de encontrar una respuesta pastoral, en sentido amplio, al problema que deben afrontar.
El arzobispo Agostino Marchetto, secretario del dicasterio, habló esta mañana sobre "La pastoral de acogida a favor de los niños de la calle". Cien millones de niños (según un informe de Amnistía Internacional) o incluso (ciento cincuenta para la Organización Internacional del Trabajo), recordó, viven en las aceras de las ciudades del sur del mundo. Hay 45 millones en América Latina, 10 en Africa, 40 en Asia; en Europa la mayoría se concentran en los países del Este. "Son víctimas de la disgregación familiar, de la urbanización descontrolada, de las migraciones y de las numerosas guerras de nuestros días".
"Los niños de la calle -dijo- llegan a los brazos de esta 'madre-madrastra' la calle, con la ilusión, al menos momentánea, de haber encontrado una 'isla' de salvación que no existe, en la que gustar un poco de libertad, de grandes emociones, con el uso del alcohol o la droga, con trasgresiones".
El arzobispo Marchetto señaló que lo importante es tratar de entender por qué el niño acaba en la calle, para encontrar una solución al problema. "Existen elementos familiares desestabilizadores (muerte, divorcio, nuevo matrimonio, conflictos, tensiones) y hay que identificar los factores de disolución de las relaciones del niño con la familia". Una respuesta, dijo, podría ser ofrecer acogida al niño o al grupo de niños, que incluya una dimensión educativa, formativa y social para su reinserción. En este sentido, terminó apuntando la necesidad de cancelar las barreras de rechazo con la familia para que vuelva a ella y la escolarización.
CON-SM/NIÑOS CALLE/HAMAO:MARCHETTO VIS 20041026 (380)
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