GRAN AUMENTO DE LA IGLESIA SIRO-MALANKAR

CIUDAD DEL VATICANO, 13 MAY 2003 (VIS) - El Santo Padre recibió hoy a ocho obispos de la Iglesia Siro-Malankar, al final de su visita "ad limina". En su discurso, en inglés, Juan Pablo II, recordó que Pío XI había recibido a sus antecesores en plena comunión hace más de setenta años.

"Habéis pasado a ser -dijo el Papa- una de las comunidades católicas de más r pido crecimiento, con un gran número de vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa y vuestro 'pusillus grex' es sede de numerosas instituciones de educación y de beneficencia. La nueva Ley de Cristo que nos lleva más allá de los lazos de la familia, raza, tribu o nación se manifiesta concretamente en vuestra generosidad con los demás".

"El pueblo de la India -prosiguió- está legítimamente orgulloso de su rico patrimonio cultural y espiritual, que se manifiesta en las características innatas de 'contemplación, sencillez, armonía, desprendimiento, no violencia, disciplina, frugalidad, sed de saber e investigación filosófica' que distinguen a los habitantes del subcontinente. De estas mismas características está imbuída la comunidad siro-malankar, lo que permite a la Iglesia 'comunicar el Evangelio de una manera que es al mismo tiempo fiel a sus propias tradiciones y al alma asi tica'".

"En una época de secularización creciente y, a veces, de patente desprecio por la santidad de la vida humana -subrayó el pontífice- los obispos están llamados a recordar a las personas, mediante su predicación y sus enseñanzas, la necesidad de reflexionar profundamente sobre las cuestiones morales y sociales. La presencia siro-malankar en los sectores de la educación y los servicios sociales os coloca en un lugar excelente para preparar a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a afrontar estas materias de forma verdaderamente humana".

"Para responder a este desafío de forma adecuada es necesaria la inculturación de la ética cristiana en todos los niveles de la sociedad humana; es una tarea difícil y delicada. (...) Vuestra amplia experiencia como pequeña comunidad de cristianos en una tierra donde la mayoría no es cristiana os ha preparado a ser (...) 'levadura', una adecuada herramienta de transformación (...) para lo que hace falta un cambio íntimo de valores culturales mediante la integración en la cristiandad y su consiguiente inserción en las diversas culturas humanas".

Juan Pablo II se refirió a continuación a la necesidad de contar con sacerdotes y religiosos bien formados y de vibrante espiritualidad, recordando que "hacen falta embajadores de Cristo adecuadamente preparados para el ministerio de 'edificar la Iglesia'. Por este motivo, los obispos deben trabajar incesantemente para encontrar y alentar a los jóvenes a responder a la llamada al sacerdocio y a la vida religiosa. (...) Una guía decidida por vuestra parte puede hacer mucho para impulsar a las comunidades religiosas a perseverar en su ejemplo edificante como testigos de la alegría de Cristo".

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