CIUDAD DEL VATICANO, 1 MAR 2003 (VIS) - Juan Pablo II recibió hoy en el Aula Pablo VI del Vaticano al rector, personal, seminaristas y "entera familia espiritual" del Seminario Romano Mayor con motivo de la fiesta de la patrona, Nuestra Señora de la Confianza. El Papa les dedicó unas palabras tras haber escuchado un oratorio inspirado en la vida de Santa Faustina Kowalska e interpretado por los seminaristas y el coro diocesano.
Tradicionalmente el encuentro del Papa con el Pontificio Seminario Mayor Romano tiene lugar en el mismo seminario, adyacente a la basílica de San Juan de Letrán, en la festividad de Nuestra Señora de la Confianza, una fiesta móvil que se celebra el sábado anterior al Miércoles de Ceniza.
El seminario fue fundado en 1565 y su primera sede fue el Colegio Romano, fundado por San Ignacio de Loyola en 1551 y administrado por la Compañía de Jesús hasta el año 1773, fecha en que ésta fue suprimida. M s tarde tomó el nombre de Seminario Romano y sus sedes en Roma fueron diversas hasta que se estableció definitivamente cerca de San Juan de Letrán. La capilla-santuario actual lleva el nombre de Nuestra Señora de la Confianza que, según los archivos del seminario, pasó a ser la patrona alrededor de 1837 con motivo de un voto durante una grave epidemia de cólera.
El Santo Padre centró sus palabras en la "conocida invocación de Sor Faustina: 'Jesús, en ti confío'. Un sencillo y profundo acto de confianza y de abandono al amor de Dios (...) capaz de transformar la vida. En las inevitables pruebas y dificultades de la existencia, como en los momentos de alegría y entusiasmo, confiarse al Señor infunde paz en el ánimo, induce a reconocer el primado de la iniciativa divina y abre el espíritu a la humildad y a la verdad".
"En el corazón de Cristo -prosiguió- encuentra paz quien está angustiado por las penas de la existencia; encuentra alivio quien se ve afligido por el sufrimiento y la enfermedad; siente alegría quien se ve oprimido por la incertidumbre y la angustia, porque el corazón de Cristo es abismo de consuelo y de amor para quien recurre a El con confianza".
Juan Pablo II recordó que cuando María en las bodas de Can , dijo a los criados "Haced lo que El os diga", les estaba invitando a tener confianza en Cristo. "María, extraordinaria maestra de vida espiritual (...) compartió con Jesús alegrías y temores, esperanzas y sufrimientos hasta el sacrificio supremo de la Cruz; con El compartió también la exultación de la resurrección y, en oración con los apóstoles en el Cenáculo, esperó la venida del Espíritu Santo".
El Papa, hablando fuera de programa con los seminaristas, recordó sus días de seminario "clandestino" en Polonia, cuando debido a la ocupación nazi, todos los seminarios del país se cerraron. No obstante, dijo Juan Pablo II, "el cardenal Sapieha, mi obispo de Cracovia, había organizado un seminario 'clandestino' y yo pertenecía a ese 'seminario' clandestino, que podría definirse 'de catacumba'".
Juan Pablo II dijo a cuantos le escuchaban que durante el oratorio sus pensamientos volvían al pasado y a Santa Faustina porque la santa vivió en Cracovia y ahora está enterrada cerca de esa ciudad. Santa Faustina, comentó el Santo Padre, está enterrada cerca del complejo industrial químico de Solvay, donde el Papa trabajó de joven durante los cuatro años de guerra y ocupación nazi. "En aquellos tiempos cuando era obrero, nunca habría podido pensar -afirmó- que un día, como obispo de Roma, habría hablado de esa experiencia con los seminaristas romanos".
El Santo Padre subrayó que nunca ha olvidado sus días de obrero seminarista. Recordó sus turnos de ocho horas, los libros de metafísica y filosofía que se llevaba al trabajo y que sus compañeros no solo "se maravillaban" de sus lecturas, sino que intentaban ayudarle a encontrar lugares y momentos tranquilos para que pudiera estudiar. Juan Pablo II concluyó afirmando que pudo vivir esos años de clandestinidad gracias a la confianza en Dios y en su Madre.
AC;SEMINARIO ROMANO;...;...;VIS;20030303;680;
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