Ciudad
del Vaticano, 19 de junio de 2015 (Vis).-Siguiendo la tradición
instaurada en 1971 por el Patriarca Sirio-Ortodoxo de Antioquía y de
todo Oriente, Mor Ignatius Jacob III y el beato Pablo VI, el Papa
Francisco ha acogido esta mañana en el Vaticano al Patriarca Mor
Ignatius Aphremm III, acompañado de una delegación sirio-ortodoxa y
ha recordado que aquel primer encuentro fue el comienzo consciente de
una "peregrinación santa" hacia la plena comunión entre
ambas Iglesias.
Francisco
ha mencionado también la Declaración Conjunta sobre la profesión
común de fe en el misterio del Verbo encarnado, verdadero Dios y
verdadero hombre, firmada en aquel año por el Patriarca y el Papa,
que sentó las bases para un camino hacia la unidad de los
discípulos .Posteriormente, las reuniones entre el Patriarca Mor
Ignatius Zakka Iwas y san Juan Pablo II, primero en Roma y luego en
Damasco, representaron pasos importantes para la colaboración
pastoral concreta por el bien de los fieles.
''¡Cuántas
cosas han cambiado desde aquellos primeros encuentros! -exclamó el
Obispo de Roma- La suya, Santidad -dijo dirigiéndose al Patriarca-
es una Iglesia de mártires desde el principio y lo sigue siendo hoy
en día, en Medio Oriente, donde, junto con otras comunidades
cristianas y de otras minorías, padece el terrible sufrimiento
causado por la guerra, la violencia y la persecución . ¡Cuánto
dolor! ¡Cuántas víctimas inocentes! Frente a todo ello parece que
los poderosos de este mundo sean incapaces de encontrar soluciones''.
''Recemos
juntos por las víctimas de esta violencia brutal y de todas las
situaciones de guerra en el mundo. Un recuerdo especial va al
Metropolitano Mor Gregorios Ibrahim y al metropolitano de la Iglesia
Ortodoxa Griega Paul Yazigi, secuestrados al mismo tiempo hace ya
dos años. Recordemos también a algunos sacerdotes y a muchas
personas, de diferentes grupos, privadas de su libertad. Y pidamos al
Señor la gracia de estar siempre dispuestos a perdonar y de ser
artífices de reconciliación y de paz. Esto es lo que anima el
testimonio de los mártires. La sangre de los mártires es semilla de
la unidad de la Iglesia e instrumento de edificación del reino de
Dios, que es reino de paz y justicia''.
''Santidad,
queridos hermanos, en este momento de tensión y el dolor -concluyó
el Papa- reforcemos aún más los lazos de amistad y fraternidad
entre la Iglesia católica y la Iglesia sirio-ortodoxa. Apresuremos
nuestros pasos en el camino común, manteniendo los ojos fijos en el
día en que podamos celebrar nuestra pertenencia a la única Iglesia
de Cristo alrededor del mismo altar de sacrificio y
alabanza.Intercambiemos los tesoros de nuestras tradiciones como
dones espirituales, porque lo que nos une es muy superior a lo que
nos divide''.
Después
de la audiencia el Papa y el Patriarca fueron juntos a rezar a la
capilla Redemptoris Mater.
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