Ciudad
del Vaticano, 19 de junio de 2015 (Vis).-El Papa Francisco ha
recibido esta mañana en la Sala del Consistorio a los miembros de la
Federación Bíblica Católica (FEBIC) -que desde hace poco tienen
como nuevo presidente al cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo
metropolitano de Manila (Filipinas)- con motivo de su décima
asamblea plenaria dedicada al tema "Lo que hemos visto y oído,
os lo anunciamos también a vosotros". El tema, un pasaje de la
primera Carta de san Juan, se enmarca en la reflexión sobre la
Sagrada Escritura como fuente de evangelización, al cumplirse el
quincuagésimo aniversario de la promulgación de la Constitución
dogmática sobre la Divina Revelación Dei Verbum.
''Para
poder anunciar la palabra de verdad, hemos tenido que hacer nosotros
mismos la experiencia de la Palabra: haberla escuchado, contemplado,
casi tocado con nuestras manos -escribe
el Santo Padre en el discurso que entregó a los presentes -
Los cristianos, que son "el pueblo adquirido por Dios para
anunciar sus alabanza'', deben en primer lugar, como sugiere ... Dei
Verbum, venerar, leer, escuchar , anunciar, predicar, estudiar y
difundir la Palabra de Dios. La Iglesia, que proclama la Palabra cada
día, recibiendo de ella su alimento e inspiración, se hace
beneficiaria y testigo excelente de la eficacia y la potencia
inherentes a la misma Palabra de Dios. No somos nosotros, ni
nuestros esfuerzos, sino el Espíritu Santo, que actúa a través de
los que se dedican a la pastoral y hace lo mismo en los que les
escuchan, predisponiendo unos y otros a la escucha de la Palabra
anunciada y a la acogida del mensaje de vida''.
Refiriéndose
al aniversario de Dei Verbum y a la oportunidad de dedicar la
asamblea plenaria a la relación entre las Escrituras y la
evangelización, Francisco recuerda
que también san Juan Pablo II, en 1986, había invitado a la FEBIC a
llevar a cabo una relectura cuidadosa de esa Constitución
Dogmática, a la aplicación de sus principios y a la puesta en
práctica de sus recomendaciones. Asimismo el Sínodo de los
Obispos sobre la Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia
en 2008 fue otra importante oportunidad para reflexionar sobre su
aplicación. ''También hoy -agrega
– me gustaría invitaros a llevar a cabo este trabajo,
valorando siempre el tesoro de esa Constitución conciliar, así
como el Magisterio sucesivo mientras comunicáis la "alegría
del Evangelio" hasta los confines de la tierra, en obediencia al
mandato misionero''.
''Pero
hay lugares donde la Palabra de Dios aún no ha sido proclamada o,
aunque proclamada, no ha sido aceptada como Palabra de salvación
-subraya el Santo Padre-
Hay lugares donde la Palabra de Dios se vacía de su autoridad. La
falta del apoyo y de la fuerza de la Palabra lleva a un
debilitamiento de las comunidades cristianas de antigua tradición y
dificulta el crecimiento espiritual y el fervor misionero de las
Iglesias jóvenes. Todos nosotros somos responsables si "el
mensaje corre el riesgo de perder su frescura y no tener el aroma del
Evangelio". Por lo tanto, sigue siendo válida la invitación a
un fuerte esfuerzo pastoral para que emerja el lugar central de la
Palabra de Dios en la vida de la Iglesia, favoreciendo la animación
bíblica de toda la pastoral. Debemos asegurarnos de que en las
actividades habituales de todas las comunidades cristianas, en las
parroquias, en las asociaciones y en los movimientos, haya una
preocupación real por el encuentro personal con Cristo que se
comunica con nosotros en su Palabra, porque, como enseña San
Jerónimo, ''el desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento
de Cristo".
''La
misión de los servidores de la Palabra - obispos, sacerdotes,
religiosos y laicos - es promover y facilitar este encuentro, que
despierta la fe y transforma la vida; por eso rezo, en nombre de toda
la Iglesia, para que cumpláis vuestro mandato: hacer que ''la
palabra del Señor siga propagándose y adquiriendo gloria'' hasta el
dia de Jesucristo''.
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