Ciudad
del Vaticano, 10 de junio de 2015 (Vis).-La enfermedad, una
experiencia común en la vida de las familias, desde cuando somos
pequeños hasta cuando nos tocan los achaques de la edad, ha sido el
tema de la catequesis del Papa Francisco durante la audiencia general
de los miércoles. ''La familia - recordó el Santo Padre- ha sido
siempre el ''hospital más cercano''.. Y lo es todavía hoy, en
muchas partes del mundo, donde el hospital es un privilegio para
pocos, y con frecuencia está lejos. La mamá, el papá, los hermanos
y hermanas, las abuelas,
son los que cuidan a los enfermos y los ayudan a curarse''..
En
los Evangelios, son numerosos los encuentros de Jesús con los
enfermos y su compromiso en curarlos. Cristo ''se presenta
públicamente como uno que lucha contra la enfermedad y que ha venido
para curar al hombre de todo mal, el
mal de espíritu y el mal del cuerpo. Es realmente conmovedora
-observó Francisco- la escena evangélica del Evangelio de Marcos:
"Cuando caía la noche, después de la puesta del sol, le
llevaban todos los enfermos y los endemoniados". Si pienso en
las grandes ciudades modernas-añadió- me pregunto dónde están
las puertas ante las que llevar a los enfermos para que los curen...
Jesús nunca se echo atrás, nunca pasó de largo, nunca volvió la
cara hacia otro lado. Y cuando … le llevaban algún enfermo, para
que lo tocase y lo curase, no perdía tiempo; la curación estaba
antes que la ley, incluso de algo tan sagrado como el descanso del
sábado''.
Jesús
mandó a sus discípulos a cumplir su misma tarea y les dio el poder
de curar. ''Tenemos que acordarnos siempre de lo que les dijo en el
episodio del ciego de nacimiento, cuando los discípulos - ¡con el
ciego allí delante!- se pusieron a discutir de quien había pecado ,
si sus padres o él para causar su ceguera. El Señor dijo
claramente, ni él, ni sus padres; es así para que se manifiesten en
él las obras de Dios. Y lo curó. ¡Esa es la gloria de Dios! ¡Esa
es la tarea de la Iglesia! Ayudar a los enfermos, no perderse en
disputas. Ayudar, consolar,
aliviar, estar cerca siempre, esta es la tarea''.
''La
Iglesia -prosiguió el Papa -nos invita a rezar continuamente por
nuestros seres queridos enfermos y la oración por ellos no debe
faltar nunca,... tanto personalmente como en la comunidad....Ante
la enfermedad, también surgen dificultades en la familia, a causa
de la debilidad humana. Pero, en general, el tiempo de la enfermedad
refuerza los lazos familiares. Y pienso en lo importante que es
educar a los niños desde pequeños a la solidaridad durante la
enfermedad. Una educación que aleja de la sensibilidad ante la
enfermedad humana, endurece el corazón, anestesia a los jóvenes
ante al sufrimiento de los demás, y los hace incapaces de
confrontarse con el sufrimiento y ser conscientes de los límites''.
''La
debilidad y el sufrimiento de nuestros seres más queridos...pueden
ser...una escuela de vida.. y más aún cuando están acompañados
por la oración y la cercanía afectuosa y solidaria de los
familiares . La comunidad cristiana sabe que no hay dejar sola a la
familia en la prueba de la enfermedad... Esta proximidad cristiana,
de familia a familia, es un verdadero tesoro para la parroquia; un
tesoro de la sabiduría, que ayuda a las familias en tiempos
difíciles y nos hace entender el Reino de Dios mejor que muchas
parrafadas'', finalizó el Pontífice.
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