Ciudad
del Vaticano, 10 de junio de 2015 (Vis).-Monseñor Fernando Chica
Arellano, Jefe de la Delegación de la Santa Sede en la 39
Conferencia de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura), en curso en Roma del 6 al 13 de
junio, intervino esta mañana en la séptíma sesión plenaria
dedicada al tema ''Romper el ciclo de pobreza rural y hambre mediante
el fortalecimiento de la resiliencia rural: la protección social y
el desarrollo agrícola sostenible''. El Santo Padre recibirá mañana
en el Vaticano a los 450 participantes en la Conferencia.
''Los
Estados miembros y las diversas Instituciones intergubernamentales
que trabajan en el sector del desarrollo y la cooperación tienen sus
ojos puestos en la FAO y sus actividades. También la sociedad civil
y sus diferentes y valiosas formas de organización. A esta realidad
debe mirar el empeño que esta Organización está llamada a asumir,
tanto en el presente como en el futuro inmediato, en las diversas
regiones del mundo -afirmó el prelado- Esto requiere necesariamente
un esfuerzo suplementario: al afrontar los problemas del mundo rural
y las exigencias de cuantos padecen el hambre y la malnutrición se
tendrá que considerar también la condición del trabajador agrícola
y sus ingresos totales, pero sin olvidar que el agricultor no es
únicamente un sujeto económico. Es una persona capaz de participar
en los procesos de decisión y en las opciones vinculadas a la
producción, a la conservación y a la distribución de los frutos de
la tierra''.
''Por
ello, más que de desarrollo sostenible, sería mucho más incisivo y
coherente- subrayó- hablar de desarrollo humano sostenible, es decir
de un desarrollo que ponga en su centro a la persona, sus capacidades
reales, sus limitaciones, peculiaridades y necesidades, tanto
individual como familiarmente. Si los parámetros económicos no
tienen en la debida cuenta todo esto, el daño resulta evidente e
irreparable, pues mayor progreso jamás puede ser equivalente a menor
humanidad. Una visión ética y humanamente fundada del desarrollo
nos llama en cambio a compartir recursos, estrategias y financiación,
pero sobre todo nos recuerda la importancia y la urgencia que tiene
el primado de la solidaridad así como la decidida voluntad de poner
fin de una vez por todas al subdesarrollo del mundo rural. La
Organización podrá continuar entonces siendo ese competente
“centro” de recogida, estudio y divulgación de datos sobre la
agricultura, técnicas de producción y reglamentación, tal y como
exige su Constitución y como justamente se espera de ella a todos
los niveles''.
''La
Delegación de la Santa Sede- finalizó monseñor Chica
Arellano-quiere aquí reafirmar la disponibilidad de la Iglesia
Católica, de sus estructuras y formas de organización para
contribuir a dicho esfuerzo.
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